Sentimientos de culpa y hasta pensamientos suicidas, en algunos casos se reprimen con las actividades diarias.
“Qué tan fácil sería terminar todo y dejar de sufrir, imaginar un choque o un accidente, un tropiezo. Esto lo digo cuando voy caminando en la calle: `si me tropezara ahorita, cayera en frente de un coche, ¡listo!; o en el metro, o cuando voy manejando´. A veces paso cerca de un tráiler y digo: `con tantito que me hiciera a la izquierda sería muerte inmediata sin sufrimiento´, pero no sé si lo haría. No imagino otra situación que la que estoy viviendo ahora, mientras tanto sigo estando en el hoyo, no veo una salida”.
Elena vive deprimida desde hace ya casi dos años. Su salud mental ha ido en picada desde el inicio de la contingencia sanitaria que la separó de su esposo, quien se encuentra en Londres, lidiando también con problemas de salud mental.
En diciembre ella y su hija de 6 años llegaron a México para pasar una temporada con sus padres, pero el coronavirus ya no las dejó salir del país.
La depresión creció un 16% aproximadamente en comparación de años anteriores. Lo característico en ese momento de la pandemia, lo podemos encontrar con la adaptación a las nuevas situaciones de vida que, como sabemos, ya no van a ser como antes.
No hablaremos del mismo tipo de vida, hablamos de nuevas condiciones donde todavía el trabajo a distancia es una constante o estos modelos híbridos que invitan a que las personas continúen trabajando en casa o a que los niños sigan las labores en casa y eso implica dentro de las dinámicas familiares una doble carga de trabajo para todos dentro de la familia, ya sea para las madres, donde particularmente las mujeres se han visto afectadas en la parte de la ocupación laboral y donde tienen que realizar más labores no remuneradas”.
Y qué tiene que ver esto, la depresión, que al estar encerradas en un mismo espacio, al tener una doble o tiple jornada se afecta su estado emocional y les hace sentir una profunda tristeza, no digamos aquellas situaciones donde las dificultades de pareja derivadas de la intensa convivencia han llevado a la ruptura de relaciones de pareja y conflictos intrafamilares muy fuertes”, explicó Aldo Reyes coordinador del Observatorio de la Salud Mental y director de organización Ondhas Salud Mental A.C.
Antes de la pandemia de covid-19 ya se vivía una emergencia de salud mental, que ahora se ha exacerbado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2030, la depresión será la primera causa de discapacidad entre adultos y jóvenes.
En México, esta condición afecta a 9.2% de la población, es decir, alrededor de 12 millones de personas, número que estiman los especialistas, crecerá tras la emergencia sanitaria por la covid-19.
Para Nancy Anaya, una mujer de 40 años, la depresión es un costal emocional muy pesado con el que debe cargar todos los días.
La depresión es mi compañero recurrente y generalmente pasa a segundo plano por mis ocupaciones diarias, pero arrastra otras situaciones como baja autoestima, disminución de las funciones; a veces duermo poco, olvido muchas cosas, rompo cosas seguido, me falla la motricidad”.
Mi depresión se agudizó tras el diagnóstico de mi hijo, quien tiene discapacidad intelectual, autismo, y había que concentrase en el diagnóstico, en buscar ayuda para él, entonces el tiempo y las energías son para eso, en vez de buscar ayuda para mí misma”, relató .
Ni Elena ni Nancy, quienes llevan años con su depresión, reciben ayuda profesional para tratarse por falta de dinero y de acceso a servicios de salud mental. Tan sólo en el contexto de la contingencia sanitaria, según datos de la propia Secretaría de Salud, recopilados en un informe del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) las consultas cayeron 47.3% entre 2019 y 2020, al pasar de 1 millón 246 mil 466 a 656 mil 282, lo que implicó una diferencia de 590 mil 184 menos.
El problema, a decir del sicoterapeuta Aldo Reyes, es que las emociones se mantienen reprimidas y, eventualmente, van ser detonadas por alguna situación estresante.
Eso es algo muy grave porque vamos a ver el aumento del consumo de sustancias, veremos más los conflictos entre particulares, un descontento generalizado, el incremento en el número de suicidios porque por algún lado, esas emociones, eventualmente, tendrán que salir. Y ya no digamos, en la parte somática, la expresión de esta emoción reprimida va salir a través de la expresión de enfermedades vinculadas a la depresión o a la ansiedad”, dijo.
Un día, Nancy fue a parar a urgencias médicas por una taquicardia, resultado del nivel de ansiedad que estaba viviendo.
A veces te acostumbras a funcionar con estos costales emocionales, pero no tiene que ser así de pesado; y en este contexto del Día Mundial de la Salud Mental se tendría dar el mensaje de que no podemos solos y no tenemos que estar solos ante estas situaciones porque al final todo tiene también una consecuencia física”, expresó Nancy.
Hace diez años, Elena, incluso pensó en quitarse la vida y hasta planeó su suicidio durante un periodo de depresión y aunque ahora piensa que no lo haría por su hija, hay ciertas “nubecitas” en su cabeza que le rondan todo el día, diciéndole lo fácil que sería desaparecer para ya no estar enojada o triste todo el tiempo.
Los últimos dos años han sido fatales para mí. Empieza desde un enojo extremo por cosas que uno realmente no debería enojarse y luego es una tristeza que siento ganas de llorar y no lo puedo controlar”, contó.
La depresión afecta más a mujeres que a hombres y, en el peor de los desenlaces, puede llevar al suicidio.
Entre los síntomas del padecimiento se encuentran: disminución del interés o capacidad de disfrutar las actividades, pérdida de peso o aumento del apetito, insomnio o hipersomnia, agitación o lentitud sicomotoras, fatiga o pérdida de energía, sentimientos de inutilidad o de culpa excesiva, reducción de la capacidad para pensar o concentrarse y pensamientos recurrentes de muerte.
Hoy, en medio de la crisis sanitaria que se vive y derivado de las secuelas por covid-19, diversos expertos consideran a este padecimiento como la otra “gran epidemia”.