Las ofrendas además son una excelente oportunidad de hablar de la muerte con los niños, haciéndolos partícipes de la preparación.
Conforme se va extinguiendo octubre, llegan los colores, sabores y olores característicos de ésta festividad que además de su gran valor cultural y artístico, puede ser de gran ayuda en el proceso de duelo, pues es una valiosa oportunidad para honrar a quienes se adelantaron pero no desde el dolor y angustia propios de un funeral, sino desde una atmósfera festiva que hace más sencillo el recordar.
La festividad de Día de Muertos es una ocasión en la que no sólo convivimos con la familia y desempolvamos recuerdos, sino que transmitimos el legado emocional de nuestros ancestros, a través de las historias detrás de las fotografías que colocamos en las ofrendas o de los platillos que elegimos para agasajar a nuestros seres queridos, todo esto nos une, nos reconforta y nos recuerda que el amor no termina con la muerte.
Las ofrendas además son una excelente oportunidad de hablar de la muerte con los niños, haciéndolos partícipes de la preparación, para recordar junto con ellos a los que han partido o presentándoles a aquellos a quienes no tuvieron oportunidad de conocer. Todo esto, estando tranquilos, sin el peso de estar procesando una pérdida y en una atmósfera que normaliza hablar de la muerte y entenderla como un proceso natural, pero a la vez explorando el lado espiritual y para los niños, simplificando los conceptos para hacerles saber que nuestros seres queridos permanecen vivos en nuestros corazones en la medida que los recordamos.
Si estamos atravesando un duelo, transitar por estas fechas puede ser complicado pero también puede ser una oportunidad para expresar nuestras emociones de manera creativa a través de las ofrendas, calaveritas, o simplemente recordando a quienes partieron. Es normal cuestionarnos si conviene o no, poner ofrenda teniendo un duelo reciente, pero la respuesta es hacerle caso a nuestro bienestar: si sentimos ganas de hacerlo o no. Cada duelo es personal y dependerá de cada quién, decidir aquello que le va mejor.
No tengamos miedo de expresar tristeza al recordar a nuestros seres queridos, pues es perfectamente normal que las heridas se resientan de vez en cuando. La diferencia es que el dolor no será tan profundo, sino más llevadero y parecido a la melancolía, derivado de la ausencia física pero con el consuelo de la cercanía emocional y enriquecido con los recuerdos compartidos.
La celebración de Día de Muertos no sólo es una tradición llena de sincretismo y riqueza cultural, sino también de profundo amor a la familia y respeto a los ancestros que se adelantaron, por lo que mantenerla viva no solo mantiene nuestra cultura vigente, sino que también transmite el amor por los nuestros y su legado emocional.
Con los versos de la canción La Llorona de fondo, me permito recodar a quienes partieron, me sumerjo en sus recuerdos donde las abrazo con el mismo amor con el que lo hacía físicamente cuando estaban aquí y entonces puedo escuchar de nuevo sus voces, sus risas, sus frases, que he hecho mías con el tiempo y entonces me queda claro que viven a través de mí, me siento reconfortada y aunque algunas lágrimas acuden a nublar mi vista, me siento agradecida de haber podido conocerlas y seguir amándolas como hasta ahora.
Espero que les haya sido de interés lo mencionado y sobre todo que los anime a mantener vivas las tradiciones que nos enriquecen de tantas formas. Recuerden que esperamos sus comentarios a través de redes sociales.
¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván