Ocurrió poco antes de las 4PM, cuando el conductor del camión perdió el control al entrar a exceso de velocidad en una curva cerrada
Al menos 54 migrantes, la mayoría centroamericanos, murieron ayer cuando un tráiler que los transportaba volcó en la carretera Panamericana en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en uno de los peores accidentes viales relacionados con el fenómeno migratorio en este año.
El accidente –que dejó además 105 heridos, 83 hombres y 22 mujeres– ocurrió poco antes de las 4 de la tarde, cuando el conductor del camión perdió el control al entrar a exceso de velocidad en una curva cerrada, dijo el titular de Protección Civil de la entidad, Luis Manuel García Moreno.
Se confirmó que entre los muertos y lesionados hay niños y adolescentes. Los heridos fueron trasladados a hospitales de la zona.
En el sitio del percance fallecieron 49 personas y cinco más horas después mientras recibían atención en hospitales.
Los migrantes viajaban apretujados en la caja del tráiler. Los primeros reportes detallaron que eran al menos 159 personas, la mayoría procedentes de Guatemala y Honduras. De acuerdo con testigos, el operador del vehículo se dio a la fuga.
Informes policiales detallaron que el camión transitaba procedente de la ciudad fronteriza de Comitán y un kilómetro antes del percance pasó por un retén permanente de la policía estatal, sin que los uniformados detectaran que decenas de migrantes viajaban en la caja posterior.
El Instituto Nacional de Migración (INM) aseguró que ofrecerá alojamiento, alimentación y visas de visitante por razones humanitarias a los sobrevivientes que acepten, y brindará asistencia consular para “identificar los cuerpos, cubrir los gastos funerarios y facilitar la repatriación de los restos a los países de origen”.
Fue una jornada de dolor. Videos y fotografías que circularon en portales informativos y redes sociales mostraron la magnitud de la tragedia: la caja del camión volteada y destruida, en su interior se veían algunas personas inertes y otras que se movían con dificultad.
Cuerpos y rostros ensangrentados certificaban lo aparatoso del percance. Los rescatistas se esforzaban por atender a los heridos. Las imágenes también mostraron filas de cuerpos sin vida cubiertos con telas blancas.
F. La jornada