El caso pone al descubierto la ingobernabilidad y corrupción que existe al interior de la prisión estatal.

“Mamá estoy desnudo sobre una mesa de aluminio y dos hombres con bata blanca y guantes tocan mi abdomen. Ya me duele menos que cuando me hicieron un hoyo con un cuchillo, me sacaron mis tripitas y me metieron globos rellenos de un polvo que quemaba mi estómago.

No sé si me morí cuando me rajaron mi pancita o cuando la droga hizo efecto en mi cuerpo, el dolor era tan grande que preferiría no haber nacido. Mamita ¿eso les pasa a todos los bebes o solo fui yo? Dile a mi papá que, aunque estoy muerto, recuerdo su rostro porque cuando me concibieron él te besaba. Los espero en el cielo, los amo” Carta del recién nacido utilizado como empaque de droga.

Sin que aún exista claridad sobre cómo, cuándo y dónde falleció el bebé que fue encontrado en un contenedor de basura en el reclusorio de San Miguel, la ciencia indica que un recién nacido reconoce cara, sonido de voz y olor de su cuidador, además el sentido del tacto está muy desarrollado, especialmente alrededor de la boca. Después de algunos días oye bastante bien, y la respuesta a sonidos agudos y fuertes es muy evidente.

No me puedo imaginar el aterrador llanto y los desorbitados ojos del bebé en el momento que le hicieron una incisión en el abdomen para hacerlo una “mula” del narcotráfico. En lugar de encontrar quien lo acunara y hablara con dulzura encontró una de las muertes más crueles.

Igual de macabro es que él bebe haya sido sustraído vivo de algún hospital o muerto de alguna morgue o de un panteón, el caso pone al descubierto la ingobernabilidad y corrupción que existe al interior de la prisión estatal.

Al cierre de esta columna se presentaban ante la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE) los padres de Tadeo, quién falleció el pasado 5 de enero por problemas intestinales cuando apenas tenía tres meses de nacimiento. Su cuerpo fue sustraído del panteón de la alcaldía de Iztapalapa, Ciudad de México.

De confirmarse que sea el bebé que apareció en el basurero del penal de San Miguel, el hecho por sí solo envía un mensaje a las autoridades de Puebla sobre quien tiene el control de la penitenciaria, y sobre la ideología que tiene el grupo en cuestión. ¿Usted cree que es obra de la casualidad un hallazgo tan macabro?

Esta brutalidad también demuestra que los sistemas penitenciarios en México operan bajo una ley propia, pactada por grupos criminales y directores de los penales, y quizás de alguien más arriba de ellos.

Hoy en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, un billete de 20 pesos por cada aduana, es suficiente para que el custodio se haga de la vista gorda para no revistar una bolsa con tortas en cuyo interior se colocan drogas en el migajón del pan

Así cada penal, como el de San Miguel tiene una cuota para poder ingresar de todo un poco, incluido el empaque de droga más macabro, un bebé.

En el 2002 en Colombia se efectuó una campaña antidrogas en donde se utilizó el siguiente mini cortometraje realizado en la época de los 8Os para advertir sobre el riesgo de consumo de drogas durante el embarazo. Ahí se observa lo que pude haberle sucedido al bebé de San Miguel por el que hago una oración y lloro en silencio.

El video no es apto para menores o personas susceptibles. https://youtu.be/GhHOcatwbkE

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *