El feminismo no es un movimiento armónico que como en todos lados existen posiciones encontradas y que a veces no será posible caminar juntas.
El reto de las feministas en México no es llegar a acuerdos sino seguir debatiendo distintas agendas y solo unirse en la exigencia de acabar con la agresión de género y los feminicidios, como lo demostraron las miles de mujeres que marcharon el pasado 8 de Marzo, coincidieron en señalar activistas poblanas.
En el conversatorio “Retos de las luchas de las mujeres y feministas en Puebla”, que organizó la Coordinación General de Atención a los Universitarios de la BUAP, cuatro aguerridas mujeres debatieron con la conducción de Vanesa Silva, una de las voceras de la colectiva Coatlicue Siempre Viva.
Blanca Laura Cordero Díaz, docente e investigadoras del Instituto de Ciencias Sociales (ICSyH) de la BUAP, consideró que es necesario nombrar las violencias dentro de las luchas feministas y estar consciente que si no está de acuerdo con el pensamiento de otra mujer no es necesario atacarla.
Dijo que dentro del profesorado se discute que las relaciones interpersonales están relacionadas con las prácticas patriarcales, y por eso se dan los ataques no solo de hombres a mujeres, sino de mujeres a mujeres.
Cordero Díaz consideró que desde las universidades debe darse la lucha antipatriarcal para que el alumnado y el profesorado comprendan el activismo feminista, pues no se ha expuesto con la narrativa adecuada y por eso se instrumentaliza, politiza, distorsiona y descalifica.
Añadió que la vida universitaria está diseñada para producir dolor a las mujeres con violencia académica y de otros tipos, por lo que el mayor reto en las políticas universitarias es generar un discurso general para las estudiantes y docentes que no solo quepa en el departamento de género.
“Hay que discutir como tener un horizonte social más allá de ser feminista, de cómo podemos tener un horizonte colectivo en el que quepan hasta las que no se nombran feministas, pero están trabajando por las mujeres”.
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Vanessa Pizano, una de las representantes del Festival Feminista para Niñas, consideró que el feminismo no es como una religión o un culto, como muchos piensan, en donde las mujeres están tomadas de la mano aventando flores y de acuerdo en todo.
“Somos diversas porque fuimos criadas de diferente manera y tenemos hijos diferentes, eso nos hace tener ruptura de pensamientos. Podemos conocer mujeres con las que no queremos estar y es mejor decirlo que quedarse a violentarlas. En lo único que vamos a coincidir plenamente es que nadie nos viole o nos quite la vida”.
Enfatizó que la organización de las marchas del #8M demuestra que a pesar de que las mujeres “nos desgreñemos de vez en cuando”, tenemos el poder de realizar movilizaciones con una efectividad que sobre pasa a los hombres.
Añadió que el feminismo se construye desde la infancia, hablándoles a la niñez desde las diversidades para que comprendan que puede decidir ser madres o no serlo, así como sobre su sexualidad nombrándoles la vulva, el clítoris, el placer y el aborto como parte de sus derechos humanos.
Liz Mejorada, activista y consejera social del Instituto Nacional de las Mujeres, considero que los colectivos feministas de la capital deben dar acompañamiento a los del interior del estado para fortalecer la lucha feminista en los municipios.
Señaló que el pasado 8 de marzo la activista Olimpia Coral Melo impulsora de la llamada Ley Olimpia estuvo en Huachinango, su ciudad natal, para acuerpar a las mujeres serranas en su lucha, lo que las fortaleció.
Natali Hernández Arias, representante del Centro de Análisis, Formación e Iniciativa Social (Cafis), consideró que la pandemia de Covid 19 ha despojado al feminismo de debatir presencialmente la agenda y que el discurso en las redes sociales, en ocasiones, genera malos entendidos.
Enfatizó que el feminismo no es un movimiento armónico que como en todos lados existen posiciones encontradas y que a veces no será posible caminar juntas, pero que lo más importante es no pasar una encima de la otra, generar antagonismos o extrapolarse.