Margarita es una septuagenaria que desde niña ha defendido el territorio, que recuerda que en 1964 vio la primera injusticia de la que tiene memoria

Mujeres indígenas de todas las edades son las que acuerpan la “Caravana por el Agua y por la Vida: Pueblos unidos contra el despojo capitalista” que hoy hizo parada en la ciudad de Puebla para exigir el cese de los proyectos de muerte a sus comunidades.

Por la mañana integrantes de los Pueblos Unidos de la Región Cholulteca y otomíes de Santiago Mexquititlán, Querétaro, acompañados de integrantes de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre (UPVA), marcharon desde el Paseo Bravo hasta el bulevar 5 de Mayo en San Francisco.

Su intención era llegar a Casa Aguayo, sede del Poder Estatal pero debido a que se les bloqueó el paso con vallas, tuvieron que seguir su recorrido hasta el Mercado Hidalgo, en donde realizaron un mitin para que mañana continúen su trayecto de 34 días por Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Ciudad de México, Estado de México, Morelos, Oaxaca, Guerrero y Querétaro.



Margarita es una septuagenaria del municipio de Juan C Bonilla que desde niña ha participado en las marchas de defensa del territorio y que recuerda que en 1964 vio la primera injusticia de la que tiene memoria.

“Desde que era niña escuchaba a mis abuelos y a mis papas decir que el gobernador Antonio Nava Castillo ya no les dejaba vender su leche porque había puesto su pasteurizadora en la ex hacienda Tamariz. A veces solo les quitaban la leche y la tiraban, pero otras, los interceptaba la policía en las carreteras y les robaban la leche o les querían cobrar impuestos.

Por la represión tan fuerte los pueblos se organizaron, también las amas de casa, los estudiantes de la BUAP e hicieron una asamblea en el zócalo donde acordaron pedir la renuncia del gobernador. Llegaron a reprimir, pero el pueblo resistió. Era pequeña pero me daba cuenta de todo”.

Margarita con la edad suficiente para marchar y defender su territorio, dijo que ha estado en las luchas contra la perforación de pozos para extracción del agua, las torres de alta tensión, del Gasoducto Morelos, y que se opondrá hasta el día de su muerte por el saqueo de sus recursos naturales, la que dijo es su única herencia.

Una mujer joven de la comunidad otomí de Santiago Mexquititlán, que participó en la toma de las instalaciones del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (Inpi), ubicadas en la colonia Xoco, en la Ciudad de México, dijo que si el gobierno federal insiste en invisibilizar sus demandas de derecho a la vivienda, al trabajo, educación y servicios de salud; voltearán al país entero tarde o temprano con ayuda del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

“No queremos que este mal gobierno nos siga quitando nuestras tierras, nuestro territorio. Si ellos no quieren darnos vivienda porque quieren despojarnos de nuestra territorio”.

Recordó que la toma del Inpi se realizó el 12 de octubre del 2020 y que el 13 de agosto del 2021 se convirtió en la Casa de los Pueblos y las Comunidades Indígenas ‘Samir Flores Soberanes’”, en donde vivirán de manera permanente.



Estas entrevistas se realizaron al ritmo de sones y canciones de protesta en una de las áreas del mercado Hidalgo en donde los comerciantes dieron de comer salsa de chicharrón, frijoles y agua de jamaica a los participantes de la caravana después de las 3 de la tarde.

Horas más tarde llegó Rubén Sarabia “Simitrio”, el líder de la UPVA, quien fue recibido con alegría y admiración tanto por los asistentes de la caravana como por los activistas extranjeros que documenta el recorrido.

Simitrio contó que su primera lucha social la dio a los 13 años de edad en San Sebastián Tepalcatepec en Cholula, en la defensa de unos predios y que desde entonces comprendió que los gobiernos nunca estarán del lado del pueblo.

“Estoy orgulloso de que una gran cantidad de pueblos de Cholula se ha hermanado para luchar por la defensa de un patrimonio esencial como es el agua. No importa lo que pase, no importa nada más que defender lo que es nuestro”.

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