Moisés Ignacio Mier Velazco es el principal responsable del naufragio de la iniciativa más importante de Andrés Manuel López Obrador.

Cuando eres el principal responsable de echar a la basura más de seis meses y medio de negociaciones, de tejido fino, del secretario de Gobernación y conviertes a tu Presidente de la República en el primero en la historia a quien le desechan una iniciativa constitucional, no puedes suponer que mereces deferencias o medallas.

Cuando tu principal divisa es que “sacarás adelante” la Reforma Eléctrica y además la tomas, tramposamente, como bandera para tu promoción personal, pero fracasas con estruendo, te has quedado contundentemente sin asideras para venderte como un político profesional.

Moisés Ignacio Mier Velazco es el principal responsable del naufragio de la iniciativa más importante de Andrés Manuel López Obrador.

Por su soberbia y otros defectos, aseguran varios de sus compañeros en la LXV Legislatura de la Cámara de Diputados, fue incapaz de operar y seducir, en el terreno parlamentario, a los opositores que requería el lopezobradorismo para lograr la mayoría calificada, que le diera al Presidente la satisfacción de ver triunfar su plan legislativo.

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“Lo que define a un buen gobierno es su capacidad de ver y escuchar y a su mayoría parlamentaria de ser sensibles a la realidad de construir acuerdos y de ser eficaces interlocutores. Desafortunadamente, nada de ello hemos encontrado en la mayoría de Morena y sus aliados”, dijo en tribuna este domingo la priísta Blanca María del Socorro Alcalá Ruiz, como una flecha con dirección a Moisés.

Es infantil suponer que la oposición, que bateó la propuesta del tabasqueño, que fue tan operada y cabildeada por el titular de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, haya caído en una “trampa” discursiva, para que ahora esos partidos y sus dirigentes sean los malos de la película nacional. ¡Qué absurdo!

La verdad es que la oposición, PRI, PAN y PRD unidos en la alianza Va por México, más el Movimiento Ciudadano, mantuvieron la firmeza en sus decisiones y tomaron la falta de apertura a la negociación de Mier Velazco y la bancada de Morena, como una afrenta personal y un acicate para votar en contra, como ocurrió la noche de este 17 de abril.

Ni los priístas, tan proclives en su ADN a las concertacesiones y los acuerdos económicos, se doblaron, a excepción de uno de ellos, a quien Mier Velazco presentó como “un gran logro”.

En la bancada de Morena de San Lázaro, el poblano ya no tiene liderazgo. Basta ver en los videos y las fotos, las caras de sufrimiento y desaprobación de sus vicecoordinadores, Aleida Alavez Ruiz y Leonel Godoy Rangel, para notar el descontento cada vez que Moisés habla o cuenta chistes forzados e inoportunos.

Este domingo, en entrevistas, lo mismo que en tribuna, Moisés Ignacio se exhibió como un hombre sin recursos políticos, retóricos, sin liderazgo y hasta sin cultura general.

Miren que pedirles a los opositores que se “pongan una bolsa de hielo en la cabeza”, citando al ex gobernador priísta poblano Melquiades Morales Flores, cuando hay cientos de frases de líderes de izquierda para recurrir en un discurso.

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Moisés Ignacio Mier Velazco, hay que recordarlo, es coordinador del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), desde la anterior legislatura, por una anomalía.

Sin tener tablas ni trayectoria, el cargo se lo heredó el ahora presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) morenista, Mario Martín Delgado Carrillo, cuando había muchas y mejores opciones, porque son socios, porque son amigos, porque son cómplices.

Sólo de esa forma se entiende que le haya dejado a Moisés, incluso, como patrimonio, el primer lugar de la lista plurinominal de los diputados locales de Puebla, para su hija Daniela, sin ninguna trayectoria social, política o profesional.

Ayer, tras verlo tan decepcionantemente en tribuna, muchos recordaron su pasado priísta y trajeron también a la memoria que, siendo diputado del tricolor por Puebla, posición que le dio el entonces gobernador Manuel Bartlett, el poblano votó a favor del llamado “atraco del siglo”, como lo llama López Obrador, el Fobaproa.

A propósito de ex gobernadores, el ahora morenista, en lugar de citar aquella frase de Melquiades de la bolsa de hielos, debió aplicarse la de “primero está el uno y después está el dos”, que solía o suele decir el afable político Morales Flores.

Moisés tenía un encargo, uno, la Reforma Eléctrica, pero con precocidad prefirió ir al dos: su promoción personal en el supuesto -que ha rechazado su hijo- de buscar la candidatura al gobierno del estado en 2024.

Si alguien lo tomó en serio, a pesar de sus evidentes limitaciones personales y profesionales, vaya borrándolo de esa lista.

Ya no es la hora del aficionado. Llegó el tiempo de los profesionales.