Durante la inspección realizada se encontró hacinamiento, falta de atención para comunidad LGBT y falta de higiene en cocina

Las cárceles de  Tlaxcala están lejos de garantizar los derechos humanos de los internos e internas, así concluye la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) según el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2021.

El informe da cuenta de las condiciones de las cárceles de Tlaxcala durante la inspección realizada en 2021, y que muestran atrasos en el mejoramiento de los centros a más de seis años que la CNDH decidió conocer las condiciones de las cárceles y de las condiciones para la estancia digna de presos y presas en procesos judiciales y en etapas largas para determinar su culpabilidad o no y para los sentenciados.

Los resultados arrojan que las tres cárceles de Tlaxcala tuvieron una calificación general de 7.58 puntos de 10, donde 10 representa mejores condiciones para la estancia de presos y presas.

En particular, el Centro de Reinserción Social de Apizaco obtuvo una calificación de 7.44 puntos, el de Tlaxcala 7.47 puntos y el Centro Femenil 7.84 puntos, los tres con una tendencia a la baja en sus avances logrados en seis años

En los tres centros masculinos destaca que hay deficiencias operativas para atender a personas con discapacidad, de la comunidad LGBTTTI y personas que viven con VIH o SIDA; además de que siguen sin existir vías para la remisión de quejas de probables violaciones a los derechos humanos mientras, en el centro femenil y el de Apizaco, persiste el hacinamiento.

El día de ayer la gobernadora de Tlaxcala acudió a los centros de reinserción de la entidad donde entregó certificados y firmó convenios para la ocupar a la población de las cárceles. Justo este miércoles la CNDH informa que en el centro femenil hay deficientes condiciones de materiales de higiene para la salud de las presas, así como en las áreas de comedores y cocina.

En los tres centros la comisión detectó que son insuficientes o inexistentes las actividades deportivas y hay sobrepoblación de mujeres detenidas.

La calificación a la baja en los tres centros se concentra en los criterios para garantizar una estancia digna; es pertinente recordar que más del 50 por ciento de los presos y presas no tienen sentencia o viven procesos largos y tediosos para obtener la determinación judicial.

La CNDH detectó un aspecto nuevo en el centro de reinserción de Tlaxcala que no se había documentado en los informes pasados. Se trata de la presencia de actividades ilícitas y deficiente o inadecuada separación de personas procesadas con las sentencias e inadecuada clasificación de las personas privadas de la libertad.

Sin embargo, pese a los rezagos que suman más de seis años sin resolverse, hay puntos positivos. Por ejemplo, en el centro de Apizaco, destacan las medidas de prevención para la violación de derechos humanos, supervisión del centro por parte del titular, buenas condiciones de alimentación, capacitación del personal y actividades laborales.

En el centro femenil lo positivo es el buen equipamiento del área médica, ausencia de funciones de autoridad al interior, inexistencia de actividades ilícitas, inexistencia de cobros o extorsión, separación de procesados y sentenciados y atención a personas con VIH/SIDA.

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