La Armada Invencible es la banda de heavy y trash liderada por Barry Dávila, quien a sus cuarenta años no abandona su look metalero
La juventud es ese momento donde los sueños nacen y se engrandecen; cuando todo parece posible de lograr y nada tiene límites. Pero mientras van pasando los años, otras “prioridades” van tomando el lugar de esos anhelos, aunado a las complejidades de la vida adulta. Se trata de hacer que esos sueños sigan formando parte de nuestra esencia, que nos motiven y, ¿por qué no?, alcanzarlos en algún momento.
La Armada Invencible es la banda de heavy y trash liderada por Barry Dávila, quien a sus cuarenta años no abandona su look metalero y que tiene la firme intención de revivir a su agrupación con la alineación original: esos amigos con los que vivió y disfrutó de la música, las drogas y de mucha cerveza. Pero, si en su momento fue un gran logro que la banda se mantuviera y que consiguiera tener alguna tocada, ahora que se le suman los problemas familiares, compromisos laborales, malos momentos, separaciones y disgustos, pareciera más complicado. Además, el metal no es un género para cualquiera.
Antonio Ortuño nos entrega en La Armada Invencible (Seix Barral), una novela entrañable que toca el fracaso, la nostalgia y los dimes y diretes de la amistad con ironía, reflexión y un gran sentido del humor. Esta es la bizarra biografía de una hermandad de músicos que en la cuarta década de vida enfrentan el peso de las decisiones tomadas en el pasado, pero también de las presentes; porque los sueños se desvanecen, pero difícilmente las consecuencias de los actos. Con un sabor a derrota y, a través de una vida rutinaria, Barry, el Yulian, el Gordo y sus demás amigos y compañeros de vida buscarán reivindicar ese pasado inconcluso.
Antonio Ortuño es autor de las novelas El buscador de cabezas (2006), Recursos humanos (2007), Ánima (2011), La fila india (2013) y Méjico (2015), así como de los libros de relatos El jardín japonés (2007), La Señora Rojo (2010), Agua corriente (2016) y La vaga ambición (2017), además de las novelas juveniles El rastro (2016) y El ojo de vidrio (2018).
Ha sido reconocido con el Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero (2017) y el Premio Bellas Artes de Cuento Hispanoamericano Nellie Campobello (2018) y sus obras se han traducido a media docena de idiomas. Diversos medios en México, América del Sur, España y Alemania han seleccionado sus novelas como libros del año. Es colaborador habitual del periódico El País.