Estrada confirmó que ha comprado los derechos de exhibición de su película a Netflix ―financiadora del proyecto― y busca nuevos distribuidores para la cinta.
El mexicano Luis Estrada, director, guionista y productor de cine, rompió con Netflix y canceló el estreno de la película ‘¡Que Viva México!’, a un solo día de que fuera distribuida por esta plataforma digital.
De acuerdo el periódico El País, Estrada confirmó que ha comprado los derechos de exhibición de su película a Netflix ―financiadora del proyecto― y busca nuevos distribuidores para la cinta.
De acuerdo al contrato inicial el gigante del entretenimiento iba a hacerse cargo de la distribución de la película en salas nacionales e internacionales desde el 3 de noviembre, para después ofrecerla en su catálogo en más de 190 países, a partir del 16 de ese mes. Pero el acuerdo ha saltado por los aires.
“Les compré esos derechos para tenerlos en exclusiva y para no perder el control de la película”, señala Luis Estrada a EL PAÍS y asegura que pese a los cambios de última hora, la cinta podrá verse en la plataforma “una vez que se estrene en los cines que yo consiga de México y el mundo”, recalca.
La noticia ha sido confirmada por Netflix que asegura que después de que se produzca el estreno comercial de ¡Que Viva México! la película podrá verse también junto al resto de títulos del director en la plataforma, aunque todavía no ha especificado cuándo. “Nos entusiasma trabajar con el maestro Luis Estrada en su nueva película, no obstante, en las últimas semanas el director y productor ha expresado su interés en implementar una estrategia de distribución distinta a la pactada”, señala a este periódico un vocero de la compañía. “Queremos honrar dicha visión, por lo que hemos acordado revertirle los derechos de la película”, agrega.
Llaman la atención las desavenencias entre el director y la empresa a pocas horas del estreno. Estrada recalca que durante la grabación siempre existió una “extraordinaria relación con Netflix” en la que se respetó su criterio en todo momento. Además de director, también es guionista y productor del filme. Finalizado el rodaje, explica que una de sus exigencias siempre fue que ¡Que Viva México! pudiera verse en cines comerciales, algo que, dice, no entraba en los planes Netflix. “Originalmente había un acuerdo para que la película se estrenara en algunos cines selectos, ya que no podían estrenar en cines comerciales porque era una política inamovible de la empresa”, explica.
Sin embargo, el estreno reciente de otra esperada película mexicana en salas de todo el país de la mano del gigante parece haber sido el detonante para que Estrada diera un golpe en la mesa. “Como se dice en México: lo que es parejo no es chipotudo”, responde el cineasta con la sorna que le caracteriza. “Yo soy un dinosaurio del cine que sigue pensando que sus películas tienen que verse de manera colectiva: en una sala obscura con pantalla grande y con gente que coma palomitas”, apunta y añade: “Estoy tratando de defender mi dignidad porque creo en el cine”.
Tras ocho años de silencio y después del éxito de La Ley de Herodes (1999), El Infierno (2010) o La dictadura perfecta (2014), Estrada regresa con su humor negro para hurgar en la sátira política y poner a la sociedad mexicana frente a sus peores fantasmas, en la que dice, es su película “más ambiciosa”.
¡Que Viva México! está protagonizada por Alfonso Herrera, Ana de la Reguera, Damián Alcázar, Joaquín Cosío y Ana Martín, entre otros grandes de la interpretación, y cuenta la historia de Pancho, un hombre que recibe la herencia de su abuelo minero y de los problemas que se desatan en la familia tras conocer la noticia. “La película es una bomba política para lo que está ocurriendo en México”, dice el director. “Va más allá de lo mexicano porque es un compendio de toda la incorrección política, de los que se han vuelto temas tabús en nuestra sociedad. Es un microcosmos en donde estamos retratados todos y donde no se salva nadie: trata de la intolerancia y de la polarización ”, asegura. Estrada, el gran provocador, vuelve a la carga. Incluso antes de mostrar su película en los cines