Cientos de trabajadores de Twitter optaron por irse el jueves, la mitad de los 7 mil 500 empleados ya habían sido despedidos desde hace dos semanas
Una serie de renuncias se desató entre trabajadores de Twitter luego de la advertencia del nuevo dueño, Elon Musk, a quienes superaron la ola de despidos reciente, sobre que deberán entregarse «completamente, incondicionalmente», o marcharse.
«Puedo ser excepcional, pero (…) no soy incondicional», tuiteó Andrea Horst, ahora exempleada de la plataforma, y quien se desempeñaba en «Gestión de capacidad y cadena de suministro (superviviente) en @Twitter». Agregó el hashtag «#lovewhereyouworked» (ama el lugar donde trabajaste), al igual que muchos otros empleados que anunciaron su elección.
La agencia AFP constató en varios medios estadounidenses que cientos de trabajadores de Twitter optaron por irse el jueves. La mitad de los 7 mil 500 empleados de la empresa con sede en el estado de California ya fueron despedidos hace dos semanas por Musk, y unos 700 ya habían dimitido meses atrás, incluso antes de estar seguros de que la venta se concretaría.
El jueves por la noche, la red social se llenó de comentarios de excolaboradores, analistas y medios de comunicación, especulando con un posible fin de Twitter.
«Y acabamos de alcanzar un nuevo pico en el uso de Twitter», ironizó Musk, quien compró la plataforma por 44 mil millones de dólares el 27 de octubre.
— Elon Musk (@elonmusk) November 18, 2022
El jueves por la tarde, Twitter advirtió a todos los empleados que los edificios de la empresa estaban temporalmente cerrados e inaccesibles, incluso para el ingreso con tarjeta identificatoria, según un memorando interno divulgado por varios medios estadunidenses.
«Las oficinas reabrirán el lunes 21 de noviembre. Gracias por su flexibilidad. Continúe cumpliendo con las reglas de la casa al abstenerse de discutir información confidencial en las redes sociales, con la prensa o en otros lugares», sostenía el mensaje.
Antes, el miércoles, Musk pidió a los empleados de la red social que se comprometieran a «trabajar muchas horas a alta intensidad«, «para construir un Twitter 2.0 revolucionario y tener éxito en un mundo cada vez más competitivo».
«Solo un desempeño excepcional constituirá una calificación aprobatoria», dijo en ese mensaje.
Los empleados tenían hasta el jueves por la tarde para hacer clic en la casilla «sí» y afirmar su compromiso con «el nuevo Twitter». Si no lo hacían, perdían sus trabajos y recibían tres meses de indemnización por despido, un método inusual incluso en Estados Unidos.
Anoche se proyectaron mensajes contra Musk en la fachada de la sede de la compañía en San Francisco, con leyendas como «Elon Musk, cállate«, «Para con el Twitter tóxico» o «Lanzándose a la quiebra«, según fotos de Gia Vang, reportera de la cadena local NBC.