Parece de verdad un cuento de terror, pero sucede y cada vez con más frecuencia.

El término suena casi tan aterrador como la situación en sí. Imagina que conoces a alguien, salen, se mantienen en contacto por medio de las redes sociales, empiezas a sentirte especial, comienzas a pensar en una relación porque todo va genial: mensajes, llamadas, citas, likes, te dejas llevar y de pronto, empieza a poner pretextos para salir, cada vez escribe menos, ya no te da tantos likes, hasta que un buen día simplemente no responde. Lógicamente tratas de saber qué pasó, pero no hay forma de tener contacto porque te ha bloqueado, literalmente se ha vuelto un fantasma, te ha hecho ghosting.

Parece de verdad un cuento de terror, pero sucede y cada vez con más frecuencia. Se dice que la era de las redes sociales ha potencializado éste comportamiento, por la facilidad de ocultar selectivamente la vida virtual, pero si lo pensamos, antes era más fácil “desaparecer” porque no había redes sociales ni teléfonos celulares, no había tanto acceso a información personal, es decir, no estábamos tan localizables como ahora. Seguramente tú que estás leyendo esto, has vivido alguna ruptura y sabemos que no es nada sencillo, pues conlleva un proceso de duelo para superarse y una confrontación que no resulta nada fácil pero que al menos te deja con algunas respuestas. El ghosting provoca justo lo contrario, pues te quedas con todas las preguntas y ninguna respuesta, pues no suele ocurrir después de una pelea, por el contrario, la mayoría de veces ocurre cuando las cosas van aparentemente bien, al menos para una de las partes.

Ha sido ya un tema de interés por los efectos que causa en quien lo padece, pues es un antecedente de duelo complicado, además de socavar la autoconfianza y autoestima. La psicoperapeuta estadounidense Elisabeth J. LaMotte ha referido que la socialización a través de redes sociales y la exposición de la vida privada en las mismas, nos hace cada vez más complicado el contacto interpersonal a tal grado, que no sabemos cómo lidiar con situaciones como una ruptura.

Me atrevo a pensar que se trata de un comportamiento generacional, pues comentando el tema con pares generacionales (no hagan cuentas por favor) llegamos a la conclusión de que nosotros no hemos hecho eso y que si alguien lo ha vivido, ha sido recientemente en relaciones que sólo existen a través de redes sociales o de parte de personas más jóvenes que pertenecerían a la llamada generación de cristal y que como hemos abordado antes en éste mismo espacio, se caracteriza por su fragilidad emocional, lo que explicaría su dificultad para enfrentar no sólo el momento de terminar de la relación, sino incluso adelantarse a posibles problemas en una relación: “se notaba que era muy intens@” me ha tocado escuchar de parte de quienes han hecho ghosting para quienes es mejor, huir que arriesgarse a sufrir.

Pareciera que a pesar de vivir en un mundo permanentemente conectado nos estamos desconectando como seres humanos, pues terminamos viviendo la realidad como si se tratara de la existencia virtual donde todo desaparece con un botón, sin pensar en las consecuencias de nuestros actos, olvidando que detrás de los avatares de redes sociales, existen personas que sienten exactamente igual que nosotros y que en la vida real el dolor es parte del aprendizaje, es una forma de crecimiento y no podemos pasarnos huyendo de él, de la misma manera que los límites no se colocan desde la cobardía.

No podemos olvidar que en toda relación ambas partes depositamos ilusiones, tiempo, atención, etc. y que cuando termina, ambas partes tenemos derecho a una explicación que nos ayude a entender lo que sucedió, para poder transitar por nuestro duelo e iniciar una nueva relación cuando estemos listos para hacerlo. El ghosting deja tras de sí tanta frustración, que cuesta trabajo iniciar el proceso de duelo, pues se intentan encontrar respuestas y al no lograrlo, se puede caer en la especulación, que puede generar culpa o en el autoengaño, donde tratamos de convencernos de que no nos importaba tanto, que no nos estábamos ilusionando o que era una persona más en nuestra vida sin darle la magnitud necesaria a nuestro proceso de cierre.

La forma de procesar los duelos, es tan significativa que incluso algunos especialistas han identificado la mala resolución de duelos previos, como una de las constantes en quienes realizan ghosting, lo que no solo no los ayudará a resolverlos, sino que cada vez los hará más temerosos del compromiso y de las relaciones profundas.

Espero que les haya sido de interés, esperamos sus comentarios y opiniones a través de nuestras redes sociales. ¿Ustedes han hecho o sufrido ghosting? Me gustaría saber sus experiencias al respecto.

¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.

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