Disciplinas como la astronomía o la paleoantropología,  seguirán ofreciéndonos nuevos descubrimientos que mejoren nuestra comprensión del mundo.

Parece mentira, pero ya han pasado casi veinte años desde el fin del siglo XX. En el campo de la ciencia, ha llovido mucho desde aquel diciembre de 1999, cuando el mundo entero temía el posible colapso informático provocado por el cambio de milenio, ese famoso efecto 2000.

En estos años se han producido avances asombrosos en el mundo científico y tecnológico: la confirmación del bosón de Higgs y de las ondas gravitacionales, la culminación del proyecto Genoma Humano, la detección de agua en Marte, el descubrimiento del grafeno y el espectacular avance de la nanotecnología, la puesta a punto de la tecnología CRISPR/Cas9 y un largo etcétera de innovaciones que hasta hace poco se consideraban ciencia ficción.

Comienza un nuevo decenio y son muchos los retos científicos que nos esperan. Avanzar en la comprensión del cambio climático y progresar en la detección y tratamiento de numerosas enfermedades prevalentes en la sociedad -muchas de ellas asociadas al envejecimiento-, son algunas de las líneas de investigación que deberán dar respuesta a las demandas de la sociedad actual. A su vez, disciplinas como la astronomía, que continúa explorando los confines de nuestro universo, o la paleoantropología, que cada vez nos da más pistas sobre nuestra historia evolutiva, seguirán ofreciéndonos nuevos descubrimientos que mejoren nuestra comprensión del mundo.

Biomedicina y lucha contra el cáncer

María Abad es doctora en Bioquímica, Biología Molecular y Biomedicina y dirige un grupo de investigación en el Instituto de Oncológía de Vall d’Hebrón. Le hemos preguntado por sus expectativas para la década de 2020, y nos dice que, en su opinión, se va a avanzar mucho en el campo de la inmunoterapia. “En esta década pasada ya ha supuesto una auténtica revolución, ¡es que gracias a ella ya se está curando gente! No hablamos solo de extender la esperanza de vida ante un tumor muy agresivo, sino de gente que se cura y en la que se erradica la enfermedad de manera estable, ¡eso es una revolución!”, afirma. “Sin embargo, aún queda mucho por aprender: la inmunoterapia no funciona en todos los tumores ni en todos los tipos de cáncer, yo creo que en la década de 2020 vamos a seguir avanzando en esa línea”.

La investigadora también tiene claro que «se va a avanzar mucho en detección precoz, ya sea por mejoras en técnicas de imagen, que serán mucho más sensibles y accesibles, como por las técnicas biopsia líquida, que permite detectar la presencia de tumores en una muestra de sangre o de otros fluidos”, nos explica. La detección precoz puede acabar con un porcentaje altísimo de las muertes porque, como ya sabemos, en diagnósticos tardíos de cáncer la probabilidad de supervivencia baja drásticamente.

Abad también concluye con un alegato en defensa de la ciencia básica, clave para comprender el desarrollo de muchas enfermedades y encontrar nuevas vías para combatirlas. “Es necesario abrir nuevos paradigmas y entender procesos que hoy por hoy ni siquiera sabemos que existen. Entre las temáticas que están despuntando se encuentra, por ejemplo, todo lo relacionado con la plasticidad celular, que va más allá de las mutaciones”. La investigadora nos explica que, hasta ahora, en la investigación en cáncer todo se basaba en localizar mutaciones y atacarlas pero, “desde la ciencia básica, cada vez es más evidente que no todo depende de las mutaciones: sabemos, por ejemplo, que las células tumorales adquieren plasticidad celular y capacidad de transformación, y por tanto de adaptación, y esto no depende estrictamente de las mutaciones. Esto es algo que viene pisando con fuerza en el campo de la oncología y la medicina regenerativa, son nuevos paradigmas que todavía no podemos aplicar en medicina clínica porque no los conocemos a nivel básico”.

“Por otro lado, hasta ahora no conocíamos una gran parte de las proteínas que componen nuestras células, y recientemente nos hemos dado cuenta de que existen unas muy pequeñas, denominadas microproteínas o micropéptidos, que nos habían pasado totalmente desapercibidas, precisamente por ser tan pequeñas. Yo estoy convencida de que eso nos va a dar muchísima información, es una revolución que llegará pronto porque es como si nos quitáramos una venda de los ojos, va a abrir muchos campos de investigación”, reflexiona la científica.

¿La clave está en la microbiología?

Los microbios son agentes causantes de muchas enfermedades, pero también pueden ser parte de la solución, como nos explica Raúl Rivas, profesor e investigador en el Grupo de Interacciones Microbianas del Departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca. Rivas opina que en su campo de investigación también se van a producir avances extraordinarios. Además, nos enfrentaremos a muchos retos: “es posible que aparezca alguna nueva epidemia, principalmente de origen vírico, esto es algo que tiene carácter cíclico y hace mucho que no pasa, pero sucederá: los virus se recombinan, aparecen nuevas estirpes y por tanto nuevas enfermedades. Además, está el desafío de las multirresistencias a antibióticos, que es un problema pero, a su vez, quienes tienen la solución son también los mismos microorganismos”, nos explica el investigador. “Piensa que ellos estaban ahí, combatiendo entre ellos, desde mucho antes que nosotros. De ellos obtenemos los antibióticos y ellos utilizaban los antibióticos mucho antes que nosotros. Estoy seguro de que los microorganismos tienen otras muchas herramientas para defenderse y vamos a descubrirlas”.

El científico también cree que con la tecnología CRISPR tenemos una herramienta fundamental para el desarrollo de nuevas aplicaciones, obtención de transgénicos y tratamiento de numerosas enfermedades. “Creo que vamos a conseguir erradicar enfermedades, y la polio será la siguiente… ¡tenemos que conseguirlo! Sería la segunda enfermedad humana en erradicarse, puesto que hasta ahora solo se ha conseguido con la viruela (humana) y la peste bovina (animal). Eso sería un gran hito, poder olvidarnos de una enfermedad para siempre. Creo también que se va a seguir avanzando mucho en la consecución de nuevas vacunas, por ejemplo la gripe y el ébola. El ébola ha sido una enfermedad terrorífica en los comienzos del siglo XXI pero que estamos en el buen camino para contenerlo, ya hay pasos hacia la consecución de una vacuna eficiente”.

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