Estamos iniciando un nuevo año en el que continuaremos con la presentación mensual de los eventos astronómicos más relevantes. Trataremos de lanzar nuevos desafíos observacionales para seguir manteniendo el entusiasmo y pasión por conocer el Cosmos.
Iniciamos comentando la reclasificación de un asteroide y un planeta como planetas enanos. Les diremos fecha y hora para apreciar la primera lluvia de meteoros. Una vez más, tendremos la oportunidad de observar un acercamiento entre la Luna y las Pléyades. Aunque las conjunciones y acercamientos entre objetos del sistema solar son comunes, casi nunca nos percatamos de ellos, así que les invitamos a ser testigos del acercamiento entre Marte y la Luna. Como reto del mes, tendremos una oportunidad única de observar dos cúmulos abiertos, M41 y M47, situados en constelaciones vecinas. Finalmente, para concluir este primer mes del año, les presentamos las correspondientes fases de la Luna.
De asteroide a planeta enano
El 1 de enero de 1801, el astrónomo italiano Giuseppe Piazzi descubrió un objeto celeste con movimiento retrógrado primero y directo después, lo que le llevó a pensar que había descubierto un nuevo planeta. Lo comentó a su amigo Barnaba Oriani, de Milán, pero dudando de su aseveración les anunció, a Joseph Lalande (en París) y Johann Elert Bode (en Berlín), el descubrimiento de un nuevo “cometa”, al que llamaría Ceres Ferdinandea. De hecho, Ceres, como actualmente se le conoce, fue el primer asteroide que se descubrió en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, es el de mayor tamaño, con un radio de 476 kilómetros (un treceavo del radio terrestre) y con un 25% de la masa total del cinturón de asteroides. Se encuentra a una distancia media heliocéntrica de 2.8 unidades astronómicas del Sol, algo así como 22 minutos luz.
En la Asamblea General de la Unión Astronómica Internacional (IAU) del 24 de agosto del 2006, se llevó a cabo una reclasificación de los objetos celestes pertenecientes al sistema solar, ebido al descubrimiento del objeto Eris en el 2003, que se asemejaba a Plutón, por lo que surgió la figura de planeta enano. En la actualidad existen 5 planetas enanos reconocidos por la IAU: Plutón, Ceres, Eris, Makemake y Haumea.
El primer chubasco del año
Las lluvias de meteoritos se generan cuando la Tierra se desplaza a través de las zonas en las que los cometas han dejado escombros a su paso, provocando que algunos de estos fragmentos de roca y polvo ingresen en la atmósfera. Las famosas Gemínidas de diciembre son un caso raro, ya que esta lluvia es causada por los escombros que dejó el asteroide 3200 Phaethon, descubierto en 1983, y el cometa C / 1490 Y1.
La primera lluvia de meteoros del año tiene su radiante, lugar en el firmamento desde donde parecen emanar todas las fugaces, en dirección de la constelación del Boyero (Bootes). Las llamadas Cuadrántidas corresponden a la primera lluvia de meteoros del año y es una de las más copiosas, tiene actividad entre el 12 de diciembre y el 12 de enero, siendo el mejor momento desde las primeras horas del día 3, cuando alcanza su máximo de eventos que se espera sea de 120 meteoros por hora.
Recuerde que para observar una lluvia de meteoros no se requiere de ningún instrumento óptico auxiliar, sólo buenas condiciones climatológicas, buena compañía y mucha paciencia.
Selene visita a las siete hermanas
Uno de los objetos tradicionales de invierno, para el hemisferio norte, es el espectacular cúmulo abierto de las Pléyades, también conocido como las siete hermanas, las siete cabrillas o, técnicamente hablando, el objeto Messier M45, y que estará recibiendo la visita de Selene, nuestro satélite natural, la Luna, con su máximo acercamiento o aproximación a las 19:39 horas del día 9 de enero, tiempo del centro de México, en dirección de la constelación de Tauro.
La Luna pasará a solo 19.2 minutos de arco de M45, sin llegar a ser una ocultación, es decir, la Luna no cubrirá completamente la región de la Pléyades, pero se acercan lo suficiente para poder observarles dentro del campo de visión de unos binoculares o un telescopio pequeño. Si no cuenta con un instrumento óptico auxiliar, no se preocupe, podrá darle seguimiento a simple vista.
Marte levanta la mano para ser observado
El 13 de enero, a las 21:42 horas del centro de México, tendremos la conjunción de la Luna y Marte, esto es, ambos cuerpos celestes comparten una de sus coordenadas celestes, la Ascensión Recta (AR), lo que a veces provoca una gran aproximación aparente entre los cuerpos celestes. En este caso, la Luna pasará a tan solo 13 minutos de arco al norte de Marte, en dirección de la constelación de Géminis. En algunas zonas del territorio nacional se dará el efecto de ocultamiento de Marte por la Luna, es decir, el disco lunar cubrirá completamente a Marte.
Un par de días más tarde, Marte estará en oposición, es decir, la Tierra estará alineada entre el planeta rojo y el Sol, lo que permite observar al planeta brillando intensamente (en esta ocasión, alcanzará una magnitud aparente de -1.4), coincidiendo prácticamente con su perigeo, ocurrido el 12 de enero, con el planeta en la mínima distancia de separación con la Tierra, a tan sólo 0.64 unidades astronómicas.
Dos célebres vecinos
Se cree que Aristóteles, alrededor del año 325 a.C., fue el primero en observar al cúmulo abierto M41 (Cúmulo de la Pequeña Colmena o NGC 2287), en dirección de la constelación del Can Mayor, a unos 4° de Sirio, la estrella más brillante del firmamento. Sin embargo, el crédito de su descubrimiento se le atribuye a Giovanni Batista quien lo observó en 1654, posteriormente Guillaume Le Gentilen lo redescubre en 1749, y finalmente Charles Messier lo documenta añadiéndolo a su catálogo en 1765. A este joven cúmulo abierto de magnitud aparente 4.5, se le estima una edad entre 190 y 240 millones de años, consta de unas 100 estrellas, que cubren un tamaño aparente de 38 minutos de arco y se localiza a unos 2,300 años luz de la Tierra.
Por otro lado, en la constelación de Puppis (Popa), vecina del Can Mayor, se localiza el cúmulo abierto M47 (NGC 2422), descubierto por Giovanni Batista, quien lo observó en 1654, y catalogado por Charles Messier en 1771. A este otro joven cúmulo abierto de magnitud aparente 4.2, se le estima una edad de 78 millones de años, consta de unas 50 estrellas, que cubren un área aparente de 30 minutos de arco y se localiza a unos 1,600 años luz de la Tierra.
Ambos cúmulos (M41 y M47) pueden ser localizados a simple vista, pero siempre será mejor emplear unos binoculares o un telescopio pequeño. Si desea tener una imagen más detallada, tendrá que usar telescopios con apertura mayores a 20 centímetros u 8 pulgadas.
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