Los aztecas usaban los espejos de obsidiana para practicar la adivinación y establecer conexiones con el mundo de los espíritus.
Un grupo internacional de investigadores publicó el 7 de octubre en la revista Antiquity un estudio en el que aseguran que el espejo ‘mágico’ de John Dee (1527-1608), alquimista inglés y consultor de la reina Isabel I, provino de México hace casi 500 años y tiene origen azteca.
Los científicos utilizaron un escáner de fluorescencia de rayos X portátil para examinar el espejo de John Dee, que está hecho de una rara roca ígnea llamada ‘obsidiana’ y que actualmente se exhibe en el Museo Británico de Londres, así como otros tres objetos de obsidiana: dos espejos circulares y una losa rectangular, que fueron entregados al museo por coleccionistas en México durante el siglo XIX.
Los resultados del análisis mostraron características específicas para cada objeto en función de las proporciones de hierro, estroncio, titanio y otras sustancias que cada uno contenía. Gracias a esta ‘huella digital’ geoquímica, los investigadores determinaron que la obsidiana en el espejo de John Dee y en otro de los espejos solo podría provenir de la región de Pachuca, en el centro de México. La obsidiana del otro espejo y la de la losa, por otro lado, provenía de la vecina región de Ucareo.
Antes de la colonización de América por parte de los europeos, estas zonas estaban gobernadas por los aztecas, una de las civilizaciones más avanzadas del momento en el continente.
“La obsidiana fue un recurso importante en el Imperio azteca y se usó para equipamiento militar y doméstico, así como en actividades religiosas”, señalan los autores del estudio. “Durante la etapa final del Imperio azteca, la producción de artículos de obsidiana fue realizada cada vez más por artesanos especializados controlados por la élite. Los espejos, hechos de obsidiana o pirita, tenían un simbolismo complejo y su fabricación requería mucho tiempo”.
Entre los fines religiosos y ‘mágicos’ con los que los aztecas usaban los espejos de obsidiana se incluyen la adivinación y la conexión con el mundo de los espíritus.
Ya en el año 2019, otro estudio había llegado a la conclusión de que el espejo de John Dee provenía de los aztecas, pero este reciente análisis confirma rotundamente ese dato y refuerza la teoría de que Dee (quien estaba muy interesado en la exploración del Nuevo Mundo y en las prácticas ocultistas) lo usó para practicar la adivinación y la conjuración de espíritus.
“El espejo de John Dee no solo está asociado con la creciente influencia europea en el Nuevo Mundo, sino que también llegó a simbolizar la relación entre la ciencia y la magia en el Renacimiento tardío”, concluyen los investigadores.