La investigación aún no confirma nada, pero se le describe como “una ganadora económica y ambiental para la producción de biocombustibles».
En breve podría conducir su auto con el derivado del agave, ya que investigadores de la Universidad de Sydney, Australia, descubrieron que la planta se puede utilizar como biocombustible sostenible en el transporte.
El agave azul tequilana es una planta originaria de México, utilizada para hacer tequila, pero en vez de tomarse los “caballitos” con una pizca de sal y una rodaja de limón, científicos lo están aprovechando para crear una alternativa ecológica al combustible.
El biocombustible se define como el combustible derivado inmediatamente de la materia viva, en lugar de ser producido por los procesos geológicos involucrados en la formación de combustibles fósiles, como el petróleo. Se le considera una forma de energía renovable y comúnmente está hecha de plantas y cultivos; a menudo está hecho de caña de azúcar, maíz, hongos e incluso algas.
La caña de azúcar es una de las plantas que más se usa para biocombustibles y Brasil es el líder mundial en la producción de etanol a partir de ella, desde la década de 1970. La cosecha dulce es particularmente benéfica, ya que devuelve alrededor de ocho veces más energía de la que se invierte para producirla.
La investigación australiana aún no confirma que la planta de agave sea una mejor opción, pero el profesor asociado Daniel Tan, de la Universidad de Sydney, la describe como “una ganadora económica y ambiental para la producción de biocombustibles”.
Según el estudio, el agave azul tequilana está demostrando ser una alternativa más eficiente tanto para la caña de azúcar como para el maíz, especialmente en regiones semiáridas, como las de Australia.
El agave puede crecer en áreas semiáridas sin irrigación, no compite con los cultivos alimentarios ni exige un suministro limitado de agua y fertilizantes; es resistente al calor y a la sequía y puede sobrevivir a los veranos calurosos de Australia, continúa el profesor Tan.
La caña de azúcar produce 9 mil 900 litros anuales por hectárea, pero el agave la supera en una gama de medidas que incluyen la eutrofización del agua dulce, la ecotoxicidad marina y, lo más importante, el consumo de agua. Por lo tanto, es visto como un cultivo más ecológico para su uso.
Floris Jousma, especialista en movilidad limpia del Observatorio Europeo de Combustibles Alternativos (EAFO por sus siglas en inglés), está de acuerdo y afirma que la planta de agave “suena prometedora. Creo que cuando sea comercialmente viable, será el mejor cultivo para producir biocombustibles”.
“Apenas necesita agua, crece en lugares donde casi nada más puede crecer (zonas rocosas, arenosas, cálidas) y, por lo tanto, no compite con otros tipos de cultivos (como alimentos), y tal vez lo más importante es que no es necesario talar ningún bosque o jungla para cultivarlos”, señala Jousma.
El estudio utilizó análisis químicos de agave de una granja piloto en Kalamia Estate, Queensland. El Dr. Kendall Corbin, líder del estudio, declara que “es fabuloso que los resultados puedan tener aplicaciones en el mundo real”.