El pasado 18 de enero se publicó el decreto de reforma de la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Medio Ambiente.
Con la publicación, el pasado 18 de enero, del decreto de reforma de la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Medio Ambiente, y con la introducción de conceptos como luz intrusa, México se pone a la vanguardia en materia de protección del cielo oscuro, reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Astrofísicos y biólogos del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), así como Cecilia Soto y Tania Arguijo, ambas legisladoras involucradas en esta reforma, coincidieron en señalar que las reformas representan un enorme paso hacia la eliminación de la contaminación lumínica en el país y que, una vez que se publique la Norma Oficial Mexicana en la materia, se garantizará el derecho de todos los mexicanos a un patrimonio natural y cultural: el cielo nocturno oscuro.
La Mtra. Tania Arguijo, maestra en Ciencias Físico-Matemáticas por la Universidad de Nuevo León y diputada del PRD en la LXIII Legislatura, comenta que la reforma contó con la participación de muchos sectores de la sociedad, y que la eliminación de la luz intrusa y el cambio de luminarias en exteriores supondrá un ahorro económico del 70 por ciento en el gasto en energía. “La reforma es que introduce en la Ley el concepto de luz intrusa y contaminación lumínica”, destaca.
Agrega que se cuenta con un año para que la Semarnat expida la Norma Oficial Mexicana en la materia, la cual, subraya, aplicará a los municipios, a las grandes empresas que fabrican luminarias y a todos los ciudadanos que tendrán que cambiar sus focos en exteriores por otros de distinta intensidad y colores.
Finalmente, expresa: “Estamos de fiesta en este momento porque a nivel país, México es el único en el mundo en dar este paso. Y la UNESCO lo acaba de confirmar”.
Por su parte, el Mtro. Patricio Estévez Nenninger, Delegado Administrativo en el Observatorio Astrofísico Guillermo Haro del INAOE en Cananea, Sonora, asevera que con estas reformas México da cumplimiento a los acuerdos y recomendaciones generales que se tomaron desde julio de 1992 en varias reuniones de la Unión Astronómica Internacional apoyadas por la UNESCO, en donde se recomendaba que los principales observatorios del mundo pudieran ser considerados como patrimonio de la humanidad y, sobre todo, “se recomendaba a los países miembros de la Unión que se protegiera jurídica y legalmente la limpieza del cielo y el cielo oscuro para continuar el trabajo de clase mundial”.
Puntualiza que la reforma y las adiciones a la Ley General de Equilibrio Ecológico salen después de más de tres años de insistir, gestionar, presionar, convencer y cabildear: “Con estas medidas se disminuirá el desperdicio de energía eléctrica, lo que al mismo tiempo generará menos combustión de fósiles y carbón. Esto contribuye a que México cumpla con los acuerdos de la agenda 2030 de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”.
La reforma también significa que la franjas privilegiada que hay en México para la astronomía contarán con condiciones óptimas para continuar su trabajo y se podrán instalar nuevos telescopios profesionales ópticos o de otro tipo.
Esta franja incluye la Baja California, los desiertos de Sonora y Arizona, Nuevo México y parte de Chihuahua, en donde siguen existiendo las llamadas Islas del Cielo, que son montañas altas óptimas para instalar telescopios. “Necesitamos suelo limpio y boscoso para tener cielo limpio”, subraya.
El Mtro. Estévez Nenninger ha estado detrás de importantes esfuerzos para proteger el cielo oscuro en Cananea, Sonora, donde se ubica el Observatorio Astrofísico Guillermo Haro del INAOE. En 1993, el Instituto, dirigido entonces por el Dr. Alfonso Serrano Pérez Grovas, el ayuntamiento de Cananea, la PROFEPA y la Minera de Cananea acordaron reducir los impactos lumínicos en el área; en 1994, con el apoyo del Instituto Nacional de Ecología, se firmó un convenio de colaboración entre la Minera María, el INAOE, la Semarnat y el Gobierno de Sonora para disminuir los impactos ambientales de la Minera María; en 1997 se trabajó en la gestión de las expropiaciones por causa de utilidad pública de dos mil 196 hectáreas de la Sierra La Mariquita, donde se encuentra el OAGH, logrando dos decretos estatales en octubre de 1997 y dos federales publicados en el DOF en 1998.
“Los fundamentos de la utilidad pública eran precisamente los de protección de la montaña, del bosque y de la naturaleza y sobre todo para que no se contaminara el cielo y afectaran las observaciones del telescopio. El mérito de la jurisprudencia es que se decretara causa de utilidad pública para una expropiación el cielo limpio y oscuro, y eso quedó en el decreto. Esto fue producto de una labor de cuatro años”, refiere.
Finalmente, en 2015 se logró convertir esa misma superficie en área natural protegida: “Logramos que se certificara a La Mariquita como área destinada voluntariamente a la conservación por parte de la CONANP, lo cual era como un blindaje necesario por si acaso en el futuro hay un interés en desarrollar minería o alguna otra actividad que altere el entorno en el cual se encuentra el Observatorio”.
El Mtro. Estévez concluye: “El cielo oscuro es patrimonio de la humanidad, su protección beneficia a especies de la vida silvestre, especies marinas, mamíferos, aves migratorias. Ahora hay que aterrizar lo que sigue que es la norma oficial mexicana, las leyes estatales y reglamentos municipales para ver en detalle lo que implica esta metamorfosis. El cielo no necesita que lo iluminen, tiene suficiente fuerza luminosa y energética que es de la dependemos nosotros, no invirtamos los términos de la ecuación: las ciudades no tienen por qué estar regalando la energía que tanto nos cuesta producir al cielo”.
A su vez, el Dr. Alberto Carramiñana Alonso, astrofísico del INAOE involucrado en las iniciativas del INAOE en los años 1990, comenta que la reforma es un reconocimiento de que el cielo nocturno oscuro, el cielo oscuro, es un patrimonio que debe ser protegido.
“La UNESCO ha promovido el derecho a los cielos oscuros como algo que debe respetarse. Con ello viene también el reconocimiento de que los cielos oscuros tienen un valor, nosotros vemos el valor desde el punto de vista de la investigación científica, pero tienen más valor que eso. Tienen el valor cultural, es algo que a lo largo de la historia nos ha permitido ubicarnos en el Universo, y también tienen valor desde el punto de vista de la salud. El cielo brillante, esta especie de día en la noche en la que ya estamos inmersos, tiene efectos nocivos para nuestra salud y, más aún, el exceso de luz tiene un efecto nocivo en la fauna”.
Recuerda que en Cananea hay camino avanzado: “En los noventa promovimos una iniciativa similar con Patricio Estévez en la Cámara de Diputados que fue rechazada en su momento, y fue planteada como protección a observatorios astronómicos. Esta nueva propuesta tiene la virtud de que no se enfoca sólo en la parte de la investigación, sino que también pone el dedo en los efectos en la salud y en la fauna”.
Destaca que a nivel internacional hay ejemplos locales de protección de cielos oscuros como las Islas Canarias, España; Tucson, Arizona, donde están los observatorios de Kitt Peak y Mount Hopkins, y algunas zonas en Chile donde “se han ido cuidando los observatorios no sólo desde el punto de vista de la luz sino también de la interferencia electromagnética que afecta a los radiotelescopios. Ese es un punto aún más difícil porque no vemos la interferencia electromagnética, no conocemos bien su efecto sobre la salud, ni su efecto sobre la fauna. Existen la zona decretada radio-silenciosa de Virgina, Estados Unidos, y hay gestiones para implementar una zona radio-silenciosa en Australia y Sudáfrica, que requieren un bajo nivel de ruido en ondas de radio para la instalación del Square Kilometer Array”.
El Dr. Carramiñana abunda: «He sido testigo del asombro de muchas personas cuando ven por primera vez un cielo verdaderamente oscuro, inundado de estrellas. Muchos no pueden creer lo que ven sus ojos. Pero poder ver un cielo impoluto, con la Vía Láctea en todo su esplendor, es una experiencia que tenían todos en el pasado. Espero que fructifique esta iniciativa y que dentro de la sociedad permee la idea de que el cielo oscuro es un patrimonio al que todos tenemos derecho”.
Para concluir, el Ing. Sergio Noriega Nieblas, delegado del INAOE en Cananea, Sonora, confía en que si se implementa lo que se propone, el brillo del alumbrado público en el cielo disminuirá: “Al tener un brillo del cielo mucho menor al actual la luz de los objetos celestes no estaría tan contaminada, tendríamos una mejor calidad en nuestras mediciones. Cananea tiene alrededor de 44 mil habitantes y hay una mina que es casi del mismo tamaño que la ciudad, es decir, podríamos decir que prácticamente tenemos dos ciudades, una de la población y otra donde está la mina y ambas tienen casi la misma iluminación. Esperamos que esto ayude a reducir la contaminación de luz en la zona”.