Ausente a causa del coronavirus, el fundador y director general de SpaceX, Elon Musk, se vio obligado a seguir las acciones a distancia.
SpaceX lanzó el domingo a cuatro astronautas rumbo a la Estación Espacial Internacional, el primer vuelo de transporte para la NASA por parte de una compañía privada.
El cohete Falcon se elevó en medio de la noche desde el Centro Espacial Kennedy con tres estadounidenses y un japonés a bordo, la segunda tripulación que SpaceX manda al espacio. La cápsula Dragon en la parte superior del cohete — nombrada Resilience por la tripulación debido a los múltiples desafíos que este año ha presentado, particularmente el COVID-19 — alcanzó la órbita del planeta nueve minutos después. Su llegada a la estación espacial está programada para el lunes por la noche, y permanecerá ahí hasta la primavera boreal.
“¡Y el Resilience se eleva!”, anunció un comentarista del lanzamiento.
Ausente a causa del coronavirus, el fundador y director general de SpaceX, Elon Musk, se vio obligado a seguir las acciones a distancia. Tuiteó que “muy posiblemente” padecía un caso moderado de COVID–19. La política de la NASA en el Centro Espacial Kennedy es que cualquier persona que dé positivo se ponga en cuarentena.
El lanzamiento del domingo fue efectuado apenas meses después del vuelo de prueba con dos pilotos de SpaceX. Da inicio a lo que la NASA espera sea una larga serie de rotaciones de tripulaciones entre Estados Unidos y la estación espacial, después de años de aplazamientos. Más personas equivalen a una mayor investigación científica en el laboratorio orbital, según las autoridades.
Las ovaciones estallaron en el Control de la Misión de SpaceX en Hawthorne, California, después de que la cápsula alcanzó la órbita y la primera etapa de propulsión aterrizó sin contratiempos sobre una plataforma flotante en el Atlántico.
Momentos antes del lanzamiento, el comandante Mike Hopkins se dirigió a los empleados de la NASA y de SpaceX.
“Al trabajar juntos en estos momentos de dificultad, han inspirado a la nación, al mundo, y en no poca cosa el nombre de este increíble vehículo, Resilience”, declaró. “Y ahora nos toca hacer nuestra parte”.
El vuelo hacia la estación espacial — 27 horas y media de puerta a puerta — debe ser completamente automatizado, aunque la tripulación puede tomar el control en caso necesario. Mientras la cápsula entraba en órbita, SpaceX reportó fluctuaciones en la válvula de presión de su sistema de control térmico, pero los controladores de vuelo no tardaron en resolver el problema.