La lluvia regaló una tregua para el río más contaminado de Puebla y uno de los más tóxicos del país.

Algo sorprendente pasó este fin de semana tras las lluvias que se registraron los últimos días; apareció agua limpia y transparente en el río Atoyac, en un tramo que cruza por la Ciudad de Puebla.

Se pudo ver esta escena, poco común, para un río sumamente contaminado que generalmente se observa con agua totalmente turbia y sucia, y a veces de colores.

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Hector Cortés, a través de sus redes sociales compartió el momento histórico; inclusive el momento llamó más la atención porque la vida silvestre se atrevió a disfrutar el momento.

Un par de patos se animaron a nadar en el río Atoyac, donde encontraron agua limpia para refrescarse un rato.


El río Atoyac nace en la Sierra Nevada del Estado de Puebla y se extiende a lo largo de 200 kilómetros, en los que atraviesa el Estado de Tlaxcala para luego regresar a Puebla e internarse en su Zona Suroeste.

Posteriormente el Atoyac desemboca en el río Balsas, que tras un recorrido de más de 700 kilómetros deposita las aguas finalmente en el Océano Pacífico.

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Históricamente “el alto Atoyac” ha recibido descargas provenientes de diversas fabricas y drenajes, además de otras provenientes de afluentes como los ríos San Francisco, Petlalcingo y Nexapa, sólo por mencionar algunos.

En su trayecto, las aguas del Atoyac son embalsadas en la Presa Manuel Ávila Camacho, conocida como “Presa Valsequillo”, para después llegar a los valles de Tepeaca y Hueyotlipan a través de canales para el riego de hortalizas en la zona.

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El avistamiento fue este 1 de enero

GAPG

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