La canonización en este 2017 de los Niños Mártires de Tlaxcala debe ser el motivo para impulsar la identidad evangelizadora de la iglesia local.
El Obispo de la Diócesis de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino, pidió a la feligresía local a ser promotores de esperanza durante la celebración de la Navidad y el Año Nuevo.
En su mensaje de Navidad, el jerarca católico comentó que la víspera de la Navidad y casi al comienzo del año 2018, la canonización de Cristóbal, Antonio y Juan en este 2017 representa una invitación a volver la mirada a Jesús, a nuestra misión en la Iglesia, a la evangelización.
“La Canonización no ha sido una serie de fiestas y celebraciones, sino una llamada a dejarnos conducir por el Espíritu para descubrir la infinidad de potencialidades evangelizadoras que tiene la vida de nuestros santos mártires: extraordinaria herencia espiritual y apostólica. Cristóbal, Antonio y Juan son signo vivo de esperanza cristiana para nuestro tiempo”, declaró.
También, pidió a las y los tlaxcaltecas a volver la mirada a los orígenes de la evangelización en Tlaxcala, pues subrayó que ahí se encuentra la “experiencia fundante, a la que tenemos que ir continuamente como manantial fresco”.
Y agregó “¿Acaso el martirio de estos Niños no dispuso a nuestro pueblo al Acontecimiento Guadalupano de 1531? Desde esta óptica entendemos la expresión del Cardenal Amato, Prefecto de la Congregación de los Santos, cuando afirma: Un santo no es una realidad cosmética, sino evangélica; esto significa que no está en la periferia de nuestros proyectos espirituales y pastorales, sino en el centro” (Los santos ministros de la caridad, Cd. del Vaticano 2017). Cristóbal, Antonio y Juan están en el centro de la vida de la Diócesis, pues nos indican el camino: pasión por Cristo y pasión por la humanidad”.
Indicó que en el nuevo Plan Diocesano 2018 dedicarán el tiempo necesario a fin de que “oremos, reflexionemos, visualicemos caminos de vida evangélica para nuestra Diócesis. Este es el contexto de nuestra próxima Asamblea que realizaremos en el mes de enero. Asumamos este proceso como un paso del Espíritu en nuestra historia evangelizadora”.
El obispo agregó en su mensaje ¡Feliz Navidad! La actitud de la esperanza caracteriza a la Iglesia y al cristiano. Confiemos en Dios y no quedaremos defraudados. Tengamos confianza, pues esta obra es de de Dios y Él la llevará adelante. Vivamos una esperanza gozosa, alegre, activa, dinámica. La esperanza es un don, es una gracia, pero también es una responsabilidad; sí, contagiemos a los demás de esperanza. Animemos a los desesperanzados con nuestra vida comprometida; animemos a los hombres y mujeres de nuestro mundo con una esperanza activa, responsable.
“Veamos los lados luminosos de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestra Diócesis; descubramos sus signos de vida. Anulemos el pesimismo que muchas veces llega a nuestros corazones y que tiende a expandirse. Tratemos de leer lo que está en el fondo de lo que simplemente aparece en los hechos de la superficie. Seamos promotores de esperanza”.