Indígenas totonakús, otomíes y tepehuas, procedentes del municipio serrano de Pantepec, pidieron protección del gobierno de Puebla debido a que temen que el exsecretario de Seguridad Pública estatal Ardelio Vargas Fosado atente contra sus vidas.
Los pobladores llegaron al mediodía de este lunes al zócalo de la capital poblana para establecer un plantón en demanda de sus exigencias.
Están encabezados por Ángel Ajanel Vargas, presidente de la organización Familia Unida para el Desarrollo Social (Fudes) y la mañana de este martes acudirán a Casa Aguayo a buscar una audiencia con el gobernador, Sergio Salomón Céspedes, para solicitarle su intervención a fin de que detenga las agresiones de Vargas Fosado.
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Los indígenas también pedirán al gobernador que apoye la petición que los afectados han hecho a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Urbano y Territorial (Sedatu) para que reconozca su dominio del predio en disputa.
El 27 de abril pasado los campesinos fueron desalojados violentamente por la Guardia Nacional, la Policía Estatales y elementos de policías municipales de la región, de un predio de 100 hectáreas del rancho “Las Palmas”, ubicado en la comunidad de Cebadillas, en Mecapalapa, municipio de Pantepec.
Las tierras, cuando hace 10 años llegaron a ocuparlas, estaban abandonadas, aseguran. Afirman también que la operación para echarlos fue dirigida personalmente por Vargas Fosado, quien actualmente no ocupa ningún cargo público.
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Entrevistado por La Jornada de Oriente, Ángel Ajanel Vargas contó que el temor de los labriegos se debe no solo a la represión que sufrieron el 27 de abril, de la cual varios resultaron con golpes y hasta luxaciones, sino de un hecho aún más atroz: la quema de al menos 140 viviendas a manos de policías y hombres encapuchados al frente de quienes estaba un abogado identificado como Carlos Huidobro, quien se ha ostentado como representante legal de los dueños de “La Palma”.
Ese episodio comenzó con una estrategia de terror psicológico, relató Ángel Ajanel Vargas: en los días y noches previas al incendio que provocaron en las moradas, los embozados y hasta los uniformados, pasaban a vuelta de rueda en sus automóviles o patrullas, advirtiéndoles que desalojaran el lote o iban a pagar las consecuencias.
Foto: Especial