La levantadora de peso neozelandesa Laurel Hubbard, que en Tokio 2020 se convirtió en la primera atleta transgénero en competir en unos JJ. OO.
El Comité Olímpico Internacional (COI) publicó este martes un nuevo reglamento sobre la inclusión de los atletas transexuales, que estipula que ningún deportista debe ser excluido de la competición por la percepción de que su género le proporciona una ventaja desproporcionada. Las directrices del documento, que se ha estado elaborando durante dos años en consulta con más de 250 deportistas y otros interesados, se implementarán después de los Juegos Olímpicos de Pekín 2022, y sustituirán las normas publicadas en el 2015.
El nuevo reglamento se aleja de la antigua política, según la cual los atletas transgénero podían competir siempre que sus niveles de testosterona estuvieran por debajo de un determinado límite durante al menos 12 meses antes de su primera competición. Richard Budgett, director médico del organismo internacional, explicó que «no es necesario en absoluto usar la testosterona» para decidir quién puede competir, pues asegura que «esto es una orientación, no es una norma absoluta», recoge Reuters.
Además, el COI subrayó que las pruebas de sexo y los «exámenes físicos invasivos» que se realizaban para verificar el género de un atleta eran «irrespetuosos» y «potencialmente perjudiciales». «Queremos asegurarnos de que los atletas no se vean presionados o coaccionados a tomar una decisión perjudicial sobre su cuerpo», dijo Magali Martowicz, responsable de Derechos Humanos del comité.
Sin embargo, el organismo rector señaló que no estaba en condiciones de emitir una normativa que definiera los criterios de elegibilidad para cada deporte, dejando en manos de las federaciones la determinación de si un atleta tiene una ventaja desproporcionada.
«El marco no es legalmente vinculante. Lo que ofrecemos a todas las federaciones internacionales es nuestra experiencia y un diálogo, en lugar de llegar a una conclusión precipitada», afirmó Keveh Mehrabi, director del Departamento de Atletas del COI. «Se trata de un proceso que tenemos que recorrer con cada federación caso por caso y ver qué se necesita», concluyó.
Las nuevas directrices llegan apenas unos meses después de que la levantadora de peso neozelandesa Laurel Hubbard se convirtiera en Tokio en la primera atleta transgénero que compitió en los Juegos Olímpicos.
En aquel momento, los críticos argumentaron que su participación en la competición era injusta. Hubbard reconoció la polémica y agradeció al COI su «compromiso con los principios del olimpismo». Ahora, el comité abordó las críticas directamente en el reciente documento, declarando que los deportistas no deben ser excluidos a raíz de «ventajas competitivas injustas no verificadas, supuestas o percibidas, debido a sus variaciones de sexo, apariencia física y/o condición de transgénero».