El pecado: vestirse con la camiseta de otro país como es el caso del bangladesí Abdul Kandahar.

La Copa del Mundo de fútbol atrae a un número inédito de trabajadores a Catar, muchos de ellos fanáticos del fútbol y seguidores fervientes de las selecciones que participan.

Al principio del Mundial muchos fueron acusados de «falsos hinchas» al llevar camisetas de países del que ni hablan el idioma, ellos se defienden y explican que el amor por esos equipos es real.

Muchos de ellos han sobrevivido trabajando en la elaboración de estadios y hoteles y ahora que llegó la cita mundialista el fútbol les da de lado. Durante los últimos días fueron acusados por diferentes medios internacionales de falsos hinchas. El pecado: vestirse con la camiseta de otro país como es el caso del bangladesí Abdul Kandahar.

«Me encanta ver jugar a Messi, a Di María, a Martínez. Mi amor por Argentina nació porque a mi padre le gustaba ver a Maradona«.

Como Abdul Kandahar, miles de trabajadores que participaron en la elaboración de este mundial tendrán que contentarse con ver los partidos por televisión. Al menos les queda el consuelo de animar a la selección que les apetezca sin que nadie del exterior les acuse de su pasión por el futbol.

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