El pequeño comercio mexicano es la expresión más orgánica de la reactivación económica lograda hasta el momento.
Se avecina la llegada de la temporada invernal 2022, misma que arranca el 21 de diciembre y concluye el 21 de marzo con un histórico 8% de inflación, extinguiendo la clase media con un incremento del padrón informal en un 53% de la población económica activa, un invierno que sólo abonará al empobrecimiento de la sociedad mexicana.
Todos los indicadores confirman la percepción de mercado que la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) a lo largo del tiempo ha venido señalando y advirtiendo mes con mes, dando cuenta de la pertinaz escalada de precios al alza de los alimentos y servicios de consumo esencial.
Recientemente, el Banco de México reconoció que la inflación del 2021 cerrará por encima del 7%, confirmando lo señalado por ANPEC respecto a que cerraremos este año con un 8% de inflación al menos. Lo negativo de esta realidad es la “tendencia”, ya que abriremos el 2022 con una realidad inflacionaria no vivida en la última década, fenómeno de alto riesgo para nuestra economía.
A noviembre, el empobrecimiento social registra “datos duros” literalmente: 6 millones de mexicanos pasaron a engrosar las filas de la pobreza, diciendo adiós a la clase media; el padrón de la informalidad llegó a 32 millones representando el 53% de la población ocupada; 4 millones de mexicanos fueron los que se sumaron a la informalidad.
Estos indicadores describen el empobrecimiento de la sociedad mexicana en tiempos de pandemia. Lamentablemente, la lengua no se nos hizo chicharrón, lo adverso del momento ratifica las luces amarillas, hoy vueltas rojas, que oportunamente señalamos.
“El canal de abasto del pequeño comercio, el mercado de lo local, del consumo diario y necesario, que circula en efectivo, el de la morralla, de la republica del baro, genera 2 millones de autoempleos en una diáspora de más de 1 millón 200 mil puntos de venta, atiende al 52% de la demanda nacional, del cual viven 5 millones de personas, liderados por mujeres, trabajadoras y comprometidas con la crianza de sus hijos y con un servicio de calidad y calidez a su clientela, a sus vecinos, es una actividad que mantiene los signos vitales de la economía de lo local, suburbios, barriadas, cabeceras municipales, rurales y demás “lares” del territorio nacional; el síndrome comercial del pequeño comercio mexicano es la expresión más orgánica de la reactivación lograda hasta el momento”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.
Sin grandes aspavientos, con profunda humildad, disciplina y constancia, en adelante, si se ha de hablar de reactivación económica, se deberá empezar por hablar del estado del arte que guarde el pequeño comercio, el mercado de lo local.
En estos tiempos y los venideros deberemos prestar mayor atención a la agenda de los mínimos, antes considerada nimiedades, por ello desatendida; sin embargo, hoy nos ha quedado claro el valor trascendente de los pequeños detalles. Como dijera nuestro icónico comediante: “ahí está el detalle”, en el detalle. Siempre valdrá un peso en la mano que miles volando.