Destacaron que los grupos vulnerables se agudizan en escenarios en los cuales los cuidados recaen entre pares: las personas mayores se cuidan entre sí.
La contingencia sanitaria por coronavirus deja incontables ejes de análisis sobre la situación actual y futura de las diferentes sociedades. Para tener un primer acercamiento desde las ciencias sociales, académicas y académicos de diferentes universidades del país organizaron la mesa de discusión virtual Efectos Demográficos y Sociales del COVID–19.
De esta forma, el Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez de la UNAM; el Observatorio de Salarios de la IBERO Puebla; la Universidad Autónoma de Nuevo León y la Universidad Juárez del Estado de Durango se reunieron en videoconferencia con la intención de visibilizar problemáticas poco abordadas y dar un diagnóstico general del panorama nacional.
En su papel de moderador, el Dr. Miguel Calderón Chelius, coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública y director del Observatorio de Salarios de la IBERO Puebla, indicó que los índices de mortalidad tendrán un impacto demográfico importante en varios ejes: “Nos encontramos en procesos inéditos, en los cuales nos tenemos que reinventar en la manera en que hacemos las cosas.”
A su vez, indicó que existen realidades paralelas para las cuales la idea de parar es absurda, pues las condiciones de vida orillan a trabajar para saldar las cuentas del día. “En México, la epidemia tendrá un sesgo social: va a impactar más en los sectores que no tienen la posibilidad de aislarse”.
El escenario pandémico llega a democratizar las condiciones sanitarias: nadie está exento de contagiarse y las academias se suman a la incertidumbre generalizada. Así lo percibe la Dra. María Concepción Arroyo Rueda, académica de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED).
No obstante, los grupos vulnerables se agudizan en escenarios en los cuales los cuidados recaen entre pares: las personas mayores se cuidan entre sí. “El confinamiento de los adultos mayores se reduce a quienes están inhabilitados para moverse. El resto se ve obligado a salir”, comentó, al tiempo que lanzó un llamado a legislar en torno a las tareas de cuidado.
Para la Dra. Sagrario Garay Villegas, académica de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), todavía es pronto para vaticinar la forma en que la pandemia afectará las dinámicas sociopolíticas y económicas del futuro.
Si bien el virus representa una amenaza real e importante, no se cuenta con la información suficiente para determinar índices de mortalidad reales, así como sus causas y antecedentes. Para la experta, las muertes por coronavirus no se equipara a otras enfermedades que aquejan a las y los mexicanos, así como los fenómenos de violencia que suelen agudizarse cada cierto tiempo.
Recordó que en América Latina nos encontramos ante un panorama de desigualdad. Concretamente en nuestro país, el trabajo informal, así como la disparidad regional, visibiliza las condicionantes que vulneran a un amplio sector de la sociedad, así como los antecedentes de enfermedades crónicas.
Las generaciones más recientes, aseguró Garay Villegas, podrían reducir sus índices de fecundidad, lo cual es una tendencia que lleva varios años. “En México, los jóvenes tienen un panorama poco alentador, relacionado con posibilidades profesionales y los altos índices de violencia”.
Enfocada en la población mayor, la Dra. Verónica Montes de Oca Zavala, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se apuró a señalar que el tema de la vejez ha sido sistemáticamente omitido por gobiernos y academias en diversos ejes.
Recordó que, en muchos casos, se llega a la edad adulta con una salud delicada debido a que, durante los años de productividad profesional, no se tuvo la oportunidad de procurar el cuidado sanitario personal. “En Italia, por ejemplo, no ha habido un acceso a la seguridad social en los últimos 30 años. Esta pandemia pone en la mira la vulnerabilidad creada por el Estado”.
La experta reconoció que un gran sector poblacional sigue sin creer que la pandemia es real, por lo que el escenario podría potenciar los índices de pobreza y criminalidad a nivel nacional. Por ello, llamó a considerar a las personas en situación de calle y grupos sociales en riesgo.
El y las académicas coincidieron en que la pandemia debe ser una oportunidad para cuestionar las dinámicas sociales, las relaciones interpersonales, los hábitos de consumo y las urgencias en materia de políticas públicas y cultura sanitaria. A su vez, urgieron en la toma de acciones en torno a las diferentes violencias que siguen manifestándose, sobre todo en el espacio privado.