La situación de la variante de Covid19 propicia incremento en precios de insumos, obstaculiza el flujo de producción de bienes y servicios: Eduardo Loría Díaz de Guzmán
Las diversas afectaciones a la vida cotidiana, derivadas de la ola de contagios por la variante ómicron, emanan de la situación económica ahondada por la escasez de fuerza de trabajo debido a la ausencia laboral, consideró el coordinador del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (CEMPE) de la Facultad de Economía de la UNAM, Eduardo Loría Díaz de Guzmán.
El especialista universitario advirtió que debido a los contagios pueden generarse de 1.5 a dos millones de incapacidades laborales en México.
“Eso puede tener efectos productivos importantes, y efectos de gasto público, porque tal cantidad de incapacidades podrían traducirse en erogaciones adicionales del IMSS, y además obstaculizar el flujo normal de producción de bienes y servicios en toda la economía lo cual podría, a su vez, colocar más presión a la inflación”.
Cuando se habla de incapacidades, es referente a la población que se enferma y que estará así durante una o dos semanas. Y aunque la tasa de mortalidad y letalidad han bajado respecto al mismo periodo del año anterior, hay mayor número de gente que se ausenta de su actividad laboral.
Las cadenas de suministro, además, seguirán afectadas en el mundo, no solamente en nuestro país, “por lo que no debe tomarse a la ligera esta cuarta ola de infecciones”.
“Estamos enfrentando esta variante con tasas de inflación muy altas, de alrededor del 7.4 por ciento que fue como cerramos el año anterior, esto hace pensar que pueda mantenerse la inflación aún elevada, en niveles de siete, hasta seis por ciento este mes de enero, y febrero, y a partir de marzo comenzaría a descender”, indicó.
Crecimiento y otras consecuencias
Ante este escenario, de acuerdo con estimaciones realizadas por el CEMPE, dirigido por el también titular del Programa de Especialidad en Econometría Aplicada de la UNAM, la economía mexicana crecerá a menor proporción que en 2021.
El año anterior cerró entre 5.5 y 5.7 por ciento y en 2022 estaríamos creciendo de 2 a 2.5, “no solamente por ómicron -porque el gobierno está haciendo todo lo posible por no suspender actividades, por mantener semáforos verdes, incluso por cambiar ahora la forma de medición de la intensidad de la enfermedad-, sino aunado a otros factores”, señaló.
Entre esas causas está que nuestra economía carece de motores propios de suma y depende centralmente de la dinámica estadounidense, la cual regresaría en 2022 a su trayectoria de crecimiento de largo plazo, mencionó Eduardo Loría.
“Por ejemplo, la inflación es consecuencia de medidas populistas en Estados Unidos, que empezó a apoyar ampliamente a todos los trabajadores con cheques, por lo que comenzó a haber una gran escasez de fuerza de trabajo, sobre todo por los empleos más demandantes, como los contenedores de los barcos y la producción de chips”, apuntó.
Esto provocó que se estimulara solo el consumo y no la producción; es un clásico caso de generación de inflación, lo cual impacta a México. En el tema del desempleo en nuestro país, no estamos viviendo una crisis toda vez que la tasa es de aproximadamente cuatro por ciento, menor a la registrada en Estados Unidos, Europa y otras naciones latinoamericanas.
Sin embargo, en el caso mexicano el problema es la precariedad de los empleos; o sea, requieren varias horas y en condiciones de intensidad, pero con salarios bajos, sin prestaciones.
“No es una cifra alta de desempleo, sino una tasa elevada en las condiciones críticas de ocupación, que representa alrededor de 25 por ciento; es decir, de 100 trabajadores en la formalidad o en la informalidad, 25 lo hacen en condiciones críticas de ocupación, trabajan más de 48 horas y ganan alrededor de dos salarios mínimos”, concluyó.