Esta unidad académica se distingue por la calidad de sus programas educativos, reconocidos por CONAIC y CIEES.
A finales de septiembre de 1995, el Consejo Universitario de la BUAP aprobó el proyecto de transformación del Colegio de Computación en Facultad de Ciencias de la Computación (FCC), unidad académica que a sus 25 años se ha convertido en un referente nacional, con una comunidad universitaria que ha trabajado en el desarrollo de diversos sistemas en beneficio de la sociedad.
María del Consuelo Molina García, directora de la FCC, dio a conocer que actualmente cuentan con seis programas educativos: las licenciaturas en Ciencias de la Computación, Ingeniería en Ciencias de la Computación e Ingeniería en Tecnologías de la Información; las maestrías en Ciencias de la Computación y en Ingeniería en Sistemas Embebidos, así como el Doctorado en Ingeniería del Lenguaje y del Conocimiento. Sus programas de Ingeniería y de Licenciatura en Ciencias de la Computación han sido evaluados por el Consejo Nacional de Acreditación en Informática y Computación (CONAIC), y la Ingeniería en Tecnologías de la Información por el Comité Interinstitucional para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES), organismos que los han reconocido como programas académicos de calidad.
La Maestría en Ciencias de la Computación pertenece al Programa Nacional de Posgrados de Calidad del Conacyt. Además, la Licenciatura y la Ingeniería en Ciencias de la Computación pertenecen al Padrón de Programas de Licenciaturas de Alto Rendimiento Académico-EGEL, en el estándar de rendimiento académico 1; la licenciatura lo refrenda por cuarta ocasión y la ingeniería por quinto año consecutivo.
En Primavera 2020 se integró la Ingeniería en Tecnologías de la Información a este estándar. Dicho padrón se integra por programas y campus de las instituciones de educación superior que registran una proporción mayor al 80 por ciento de sus egresados con resultados satisfactorios o sobresalientes en el Examen General para el Egreso de la Licenciatura (EGEL). La matrícula actual en licenciatura es de 2 mil 698 alumnos, mientras que en posgrado es de 62 estudiantes, de los cuales 51 son beneficiados con algún tipo de beca. La planta académica está formada por 130 docentes, de los cuales 89 son tiempo completo, 12 medio tiempo, 26 hora clase y tres técnicos académicos. Cabe resaltar que 60 docentes tienen grado de doctor, 61 de maestría, ocho son licenciados y uno es técnico.
Asimismo, 17 docentes forman parte del Sistema Nacional de Investigadores, 69 son perfil PRODEP y 14 están en el Padrón de Investigadores BUAP. De los 11 Cuerpos Académicos que existen, seis son Consolidados, cuatro están en Consolidación y uno en Formación.
A 47 años del inicio de la computación en la Universidad La historia de esta disciplina dentro de la Universidad se remonta a enero de 1973, cuando inició actividades el Colegio de Computación, pionero en el país, que pertenecía a la entonces Escuela de Ciencias Físico Matemáticas. Los primeros maestros de la especialidad fueron Francisco Muñoz Rodríguez, quien impartió Fortran I, Víctor Vergara Nava, que dio Ensamblador I, y Tomás Brody, quien enseñó Historia de la Computación (agregada por Harold V. McIntosh de último momento).
El 23 de abril de 1976 se inauguró el Centro de Cálculo y se corrió la nómina de la Universidad en Fortran, programa que funcionaba en el Instituto Nacional de Energía Nuclear, y que fue adaptado por Isidro Romero, mientras que la instalación de la IBM-1130 estuvo a cargo del doctor McIntosh.
José Luis Meza León fue nombrado director del Centro de Cálculo y con la llegada a la Universidad del doctor McIntosh y su equipo se creó el Departamento de Aplicación de Microcomputadoras.
Es en la década de los 80 cuando el Colegio de Computación creció masivamente. En 1985 se contaba con una matrícula cercana a los 2 mil estudiantes. Entre 1994 y 1995 surgió el interés de separar el Colegio de Computación de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas. A 25 años de su fundación se continúa trabajando para estar a la vanguardia, así como asegurar una calidad académica para las nuevas generaciones.