Son comestibles, inteligentes, tienen una alta solubilidad al agua y podrían utilizarse como sustituto para algunos plásticos.
En la búsqueda de una alternativa natural para alargar el tiempo de vida de los alimentos, en la Facultad de Administración desarrollan unas películas a base del mucílago de chía, capaces de mantener y prolongar las propiedades de las frutas y otros comestibles.
Teresa Gladys Cerón Carrillo, docente de la Licenciatura en Gastronomía y responsable del proyecto, mencionó que estas películas están elaboradas con bacteriocinas (lo que evita la aparición de bacterias en la comida y ayuda a prevenir enfermedades), son comestibles, tienen una alta solubilidad al agua, están adicionadas con fibra y pueden adherirse a las frutas como si fuera un plástico para mantener sus propiedades, por ejemplo evitar que se forme una consistencia dura en la superficie de la papaya o el melón.
En el laboratorio de Control de Calidad de Alimentos se demostró que estas láminas delgadas prolongan hasta por 10 días el buen estado de una papaya, a temperatura ambiente, cuando normalmente esta fruta comienza a presentar hongo o bacterias a los pocos días; lo mismo ocurrió con la manzana, y en el caso de las fresas enteras estas mantuvieron su color con el paso del tiempo.
En otras pruebas se envolvieron rodajas de cebolla y naranja en estas películas; a las 24 horas ambas rodajas se habían deshidratado totalmente, por lo que esto puede ser de gran utilidad para ciertos alimentos que no tengan tanto contenido de humedad, así como para cacahuates, nueces, etcétera, para que no se hagan rancios tan rápido.
También experimentaron con embutidos, como salchicha y jamón, a los cuales las películas evitaron que se les generara esa consistencia viscosa con los días, además de que los conservó hasta por cinco días más.
La doctora en Ciencia de Alimentos por la Universidad de las Américas Puebla comentó que de igual forma les adicionaron pigmento de jamaica, lo que las convirtió en películas inteligentes, debido a que cambian de color con el pH de un alimento, de modo que si este comienza a ponerse más ácido (como pasa con algunos quesos), entonces la película adquirirá un color amarillo, esto le permitirá saber al consumidor que el alimento probablemente ya no es apto para su consumo.
Otra particularidad es que tienen propiedades que les permiten sellarse con el calor, como cualquier plástico, lo que podría disminuir considerablemente el desecho que actualmente se genera de los empaques de alimentos.
“Esto también es una alternativa biodegradable a empaques de plásticos que son utilizados en productos como polvos para hacer aguas de sabores, té, café, galletas, e inclusive hasta para medicamentos en polvo que se disuelven en agua”, comentó la experta.
Asimismo, señaló que las películas de mucílago de chía podrían ser utilizadas como empaques de quesos, carnes y de alimentos frescos, lo que también evitaría el desperdicio temprano de muchos de estos y la generación de contaminantes plásticos.
Por otro lado, Cerón Carrillo dio a conocer que el proceso para realizar estas películas no es costoso y para obtenerlas realizan una mezcla con el mucílago, algunas gomas y agentes clarificantes, además de compuestos grasos para que se mantengan la humectación de la película y tenga flexibilidad.
Este trabajo también se pensó como proyecto social para que los productores de la chía aprovecharan al máximo todos los recursos de esta planta y pudieran vender el mucílago.
Ahora se busca patentarlo ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.