Especialista advierten que la temperatura en México subió cuatro grados en promedio y la gravedad de las ondas de calor depende de factores como la adaptación de los habitantes o duración.

En México de 1960 a 2010 la temperatura del medio ambiente aumentó 4 grados, número que parece inofensivo a simple vista; sin embargo, en estados del país donde se rebasan los 40 grados, esos cuatro dígitos pueden ser mortales; así que la sociedad y los gobiernos deben comenzar a crear programas para la atención de las ondas de calor, advirtió el Dr. Polioptro Martínez Austria, catedrático del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de las Américas Puebla.

Lo que representa una incomodidad se puede convertir en deshidratación, después en sufrir golpes de calor, paulatinamente agravará padecimientos como diabetes, cardiovasculares, renales o pulmonares, y lo que sigue es la muerte. Así es el impacto de las ondas de calor, un efecto del cambio climático en la temperatura que acongoja al mundo y que ya es revisado por la Cátedra UNESCO – UDLAP en Riesgos Hidrometeorológicos a fin de dar recomendaciones preventivas que mitiguen el choque del fenómeno.

A través del mencionado organismo, el Dr. Martínez Austria presentó un estudio en el cual pone de ejemplo a Culiacán, Sinaloa, un estado con tendencia de temperaturas altas que desde 1960 a 2010 ha sufrido del aumento de 4 grados centígrados, dígitos que parecen inofensivos si no tuviera días de más de 40º, cuestión que afecta a la salud humana de diversas maneras e incluso provoca la muerte de grupos de personas. “Se ha demostrado que durante las ondas de calor la mortalidad se incrementa de manera sustancial. Por ejemplo, en Chicago en 1995 causó 514 muertes, en Europa en 2003 produjo casi 15,000 muertes, en la Federación Rusa produjo 55,376 muertes relacionadas con este fenómeno en el año 2010”, aseguró.

Asimismo, afirmó que la gravedad de las ondas de calor depende de factores como la adaptación de los habitantes, las condiciones de humedad, su duración y el cambio de temperatura entre el día y la noche. Por esta razón, es urgente desarrollar estudios que determinen umbrales de riesgo y medidas preventivas tanto en las grandes ciudades como en las regiones donde la humedad y la alta temperatura se combinan para producir temperaturas percibidas como mayores. En estos casos, además de las medidas preventivas de hidratación y disminución de la exposición, debe prestarse atención a cualquier síntoma de agravamiento de los padecimientos y acudir de manera oportuna al médico.

El catedrático de la UDLAP también afirmó que cuando las ondas de calor duran varios días y en especial si la temperatura alta se mantiene durante la noche se pueden presentar síntomas de fatiga térmica, una llamada de atención para mejorar el cuidado y la prevención. En cualquier caso, se recomienda no subvalorar los riesgos de las ondas de calor, mantener la vigilancia y seguir los avisos y las recomendaciones de autoridades de salud y otras relevantes como las municipales, el Servicio Meteorológico Nacional y Protección Civil. Siempre que se considere que existe un riesgo por calor extremo, se debe acudir a los servicios de salud.

Por Redaccion