La Universidad Jesuita, IBERO, ha realizado exhaustivas investigaciones para acompañar a las familias productoras de café del estado, que son las más afectadas por la crisis climática.
Chilón es un municipio ubicado al noreste de Chiapas. En sus más de 1,600 m2, al interior de su cabecera municipal, se encuentra la misión jesuita de Bachajón: una localidad reconocida por su riqueza cultural y natural, donde se ubica el grupo de empresas de economía social Yomol A’tel (‘Juntos trabajamos, juntos caminamos, juntos soñamos’), que se nutre del trabajo y cooperación las familias tseltales de la zona.
Una de las empresas que forma parte de la organización es la cooperativa de productores de café Ts’umbal Xitalha, quienes han colaborado de cerca con la IBERO Puebla para atender diversas problemáticas de la región relacionadas con el cultivo.
En ese sentido, el académico e investigador del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, SJ (IIMA) de la IBERO Puebla, el Mtro. Jerónimo Chavarría Hernández, expuso parte del trabajo realizado en la zona cafetalera de Bachajón para determinar los efectos de la crisis climática en las plantaciones.
“La pérdida de vida y biodiversidad reduce también la resiliencia de los ecosistemas y aumenta la vulnerabilidad de las plantaciones de café, tanto a plagas como enfermedades”: Mtro. Jerónimo Chavarría.
De 2017 a 2022, el académico junto con un grupo de investigadores realizó diversos estudios y análisis sobre dichas afectaciones, que no pudo ser posible sin la cooperación de la propia comunidad, que tomó parte activa de esta investigación al haber georreferenciado sus parcelas para que las y los expertos pudieran recabar información suficiente del uso de suelo.
Con ello, además del uso de imágenes satelitales, clasificación del uso de suelo, y un análisis del cambio de la zona, fue posible determinar los principales factores que atañen a la región, donde la pérdida de espacios de naturaleza densa es la principal alerta.
Además, la vegetación perdida es considerable, ya que en el estudio se estima que la localidad perdió más de 4,400 hectáreas de bosques, selvas y pastizales en seis años. Por otra parte, el área urbana y los cultivos crecieron más de 2,600 hectáreas.
“Estamos perdiendo selvas y bosques, que son ecosistemas importantes en la región. No solo del municipio, sino de todo el estado de Chiapas”, explicó el Mtro. Chavarría Hernández, quien señaló que no hay que perder de vista que estas afectaciones se dan por los cambios climáticos, y pueden dejar vulnerables los cultivos y a las familias que los trabajan.
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