Durante el foro ‘Voces migrantes: visibilización y acción desde la polifonía de la movilidad humana’, académicos y migrantes tuvieron la oportunidad de brindar una lectura integral del proceso de retorno.
México está subsidiando el crecimiento económico de Estados Unidos, pues se encarga de formar trabajadores que optan por abandonar el país: “La migración perpetúa la desigualdad”. Así lo evalúa Alison Lee, docente investigadora de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), encargada de inaugurar el panel Relaciones Internacionales, propuesta y acción.
La docente de la UDLAP expuso los hallazgos más importantes de una investigación realizada en cuatro municipios de Puebla entre 2010 y 2019. Su enfoque se centró en el proceso de regreso de las y los compatriotas a su lugar de origen. Ante ello, señaló que el regreso se da por una mezcla de factores más allá del tema legal, siendo la presión social una cuestión ineludible.
Para ilustrar este fenómeno, compartió el caso de Gilda, una mujer cuyo máximo aprendizaje en una década como migrante es que el enriquecimiento económico tiene un alto costo a nivel social. “La migración parece un progreso, pero la realidad es que solo se logra el sostenimiento de las necesidades básicas”, concluyó.
Por su parte, Jorge Eduardo Basaldúa Silva, director de Ministros de Cultos en la Secretaría de Cultura, reconoció que las transformaciones del imaginario colectivo generan que solo los aspectos positivos de los movimientos migratorios sean visibilizados. En referencia al concepto efímero de triunfo, comentó que la figura social del joven rural es un contenedor de conocimientos que, al insertarse en un contexto urbano, puede ser demeritado, lo cual tiene mucho que ver con las concepciones equivocadas de éxito.
“Somos sabedores: tenemos saberes que vale la pena construir para cambiar la lógica del consumo”, dio. Basaldúa Silva reflexionó sobre el choque cultural y la reconstrucción de identidad posterior al regreso del migrante: “¿cómo vives ante el contexto de violencia y pobreza?”.
La transformación debe generarse, concluyó, a través de la educación, un vehículo para acercar paradigmas que parecen lejanos. La voz de la experiencia Como representante de los mexicanos migrantes que han regresado a nuestro país, Leobardo Téllez Pérez relató su experiencia en Filadelfia, uno de los destinos predilectos por los habitantes de su natal San Mateo Ozolco, Puebla.
Expresó que el proceso de retorno al país de origen implica renunciar al trabajo y posición social conseguidos en la Unión Americana para comenzar desde cero. En su retorno a México fundó la Cooperativa Mazolco, misma que nace a partir de la identificación de una tradición invaluable en el cultivo del maíz, al cual se le han implementado diferentes valores agregados para expandir la línea de productos. “Queremos conservar parte de nuestra identidad y nuestras raíces. Queremos seguir sembrando, pero también vivir bien”, finalizó.
Posteriormente, tres estudiantes hondureños que forman parte del programa Jóvenes Promesas expusieron un panorama general de la situación de su país. Ana Sofía Abrego Núñez recordó el proceso electoral de 2017, en el cuál Juan Orlando Hernández ganó la contienda en medio de la controversia con el sistema de conteo de votos, lo cual detonó movilizaciones sociales. En complemento, Cristian Anael Morales Trochez denunció que la violencia les priva del derecho a la educación, pues las aulas se convierten en entornos inseguros dominados por el miedo.
“Estamos viviendo en un entorno en el que no podemos expresarnos ni vivir libremente”. Finalmente, Yojan Gamaliel Urbina Bueso redondeó el tema educativo señalando que, si bien Honduras es uno de los países que más fondos destina a la enseñanza, esto no se traduce en la calidad de la misma. Valoró el esfuerzo de Jóvenes Promesas para generar nuevas perspectivas interculturales, a la vez que promueven los ambientes óptimos para el desarrollo integral.