“El suicidio se considera un problema de salud pública y constituye una tragedia tanto para las familias como para la sociedad”. Esta premisa, latente en el contexto poblano, se plasmó por el Dr. Quetzalcóatl Hernández Cervantes, coordinador del Doctorado en Investigación Psicológica de la IBERO Puebla, en el libro Diagnostico de la mortalidad autoinfligida en el estado de Puebla: acciones para su atención.

En este informe, el Dr. Hernández Cervantes disecciona, a través de la suicidología (disciplina emergente de rigor científico), el fenómeno suicida que impacta a la sociedad mexicana. Según el INEGI (2022), la tasa estandarizada de este tipo de muertes es de 6.5 por cada 100,000 habitantes.

En 2020, Puebla estaba ligeramente por debajo de esta cifra nacional con una tasa de 5.2; al día, existen 1.5 suicidios reportados de manera oficial. Pero el incremento de este fenómeno en hombres menores de 25 años en las últimas dos décadas resulta preocupante, y se ha convertido en un área de investigación y atención de la salud pública.

A pesar de las estadísticas oficiales, el Dr. Quetzalcóatl Hernández admite que existe un subregistro que no se evidencia en las instituciones nacionales. En este diagnóstico, el experto encontró que, actualmente, puede haber de dos a cuatro suicidios al día en el estado.

En la presentación del texto, la Dra. Galilea Cariño Cepeda, directora de la Defensoría de los Derechos Universitarios de la IBERO Puebla, comentó la importancia de este documento para la perspectiva de género. A nivel mundial, remarcó el autor, por cada suicidio de una mujer ocurren cuatro de hombres, por lo que la conversación sobre masculinidades y violencia patriarcal es necesaria para la prevención.

Acciones contra la mortalidad autoinfligida

El panorama del suicidio en el estado se agrava al no existir una estrategia de prevención, acción y posvención contra este. Estos tres ejes son necesarios para la creación de políticas públicas eficientes que sean aplicables a la población general, a personas en situaciones de vulnerabilidad y a aquellas que han intentado quitarse la vida.

El Dr. Hernández Cervantes hizo énfasis en las acciones que estos tres ejes deben seguir. El primero, referente a la prevención, debe tener estrategias de detección oportuna, además de brindar la capacitación adecuada al personal de primer nivel, es decir, aquellos actores que tienen el contacto inmediato con la población en casos complejos, como pueden ser los médicos generales.

El segundo eje, la intervención, comprende acciones contundentes que puedan evitar que cualquier caso de intención suicida se agrave. Estos pueden ser los primeros auxilios psicológicos, aquellas acciones de intervención profesional en momentos de crisis.

La posvención, descrita como las acciones de contención después de una muerte autoinfligida, busca prevenir el suicidio “por contagio” en comunidades donde existió este fenómeno; la reformulación del papel de los medios de comunicación para no estigmatizar estas muertes; y la elaboración de reportes bioéticos adecuados a los lineamientos pertinentes para este tipo de muertes.

El libro pretende ser un insumo para los tomadores de decisiones en la creación de políticas públicas coherentes a las particularidades epidemiológicas y socioculturales de la región. Uno de los objetivos del diagnóstico es convertir a Puebla en el primer estado que incorpora la evidencia científica de la suicidología para incidir sobre la problemática con un carácter social y comunitario.

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