Sobre la consistencia, forma y resistencia del coronavirus, el académico e investigador de la UDLAP, explicó que es una nanopartícula de unos 120-180 nanómetros.
La investigación científica y la educación sobre el SARS-CoV-2 (COVID-19) jugarán un papel central para resolver los problemas que afectan hoy fuertemente a la salud pública y a la economía de las naciones”, comentó el Dr. Miguel Ángel Méndez-Rojas, profesor titular senior e investigador del Departamento de Ciencias Químico-Biológicas de la Universidad de las Américas Puebla y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel 2.
Con respecto a lo anterior, el académico e investigador de la UDLAP expresó que las universidades, centros de investigación y sectores público y privado deben formar alianzas en estos tiempos complejos para proponer soluciones innovadoras:
“Especialistas en bioquímica, biología, química y nanotecnología pueden desarrollar métodos de diagnóstico simples, rápidos y baratos para apoyar las estrategias de detección, disminución de contagio y atención médica temprana; ingenieros biomédicos, físicos e ingenieros mecatrónicos pueden construir respiradores artificiales y tecnología biomédica para enfrentar la escasez existente en hospitales de todo el país; nanotecnólogos, microbiólogos e ingenieros en electrónica pueden diseñar y preparar nuevos materiales capaces de inactivar al virus cuando alcance una superficie; miles de ingenieros, científicos y tecnólogos en el país deben unirse al ejercito de enfermeras, médicos y especialistas que enfrentan en la primera línea de batalla esta amenaza”, afirmó el Dr. Miguel Ángel Méndez, quien además expresó que muchos de los antes mencionados pertenecen a nuestra comunidad académica, ya sea porque son egresados, profesores-investigadores, alumnos de licenciatura y posgrado o son padres de familia tratando de hacer una diferencia.
“A través de la educación que reciben enfrentan la desinformación; utilizan el pensamiento crítico y creativo para innovar, así como una visión responsable y global para informarse y enfrentar la realidad de manera eficiente y oportuna, atendiendo así las indicaciones de no caer en el pánico; de guardar distancia social; de evitar salir, en la medida de sus responsabilidades y posibilidades, si no es necesario; incluso llevando a cabo acciones simples y efectivas como la de lavarse las manos con agua y jabón”, mencionó.
Sobre la consistencia, forma y resistencia del coronavirus, el académico e investigador de la UDLAP, explicó que es una nanopartícula de unos 120-180 nanómetros, formada principalmente por material genético (ARN), proteínas y grasas en forma de una estructura semi-esférica. Al toser o estornudar, pequeñas gotas de saliva son expulsadas hasta a 10 metros de distancia. Un porcentaje reducido del virus puede mantenerse activo en las secreciones hasta por tres horas o más, dependiendo de la superficie donde se deposita.
La estabilidad depende de las interacciones que tienen con las superficies (metales, cerámicos, plásticos) donde se depositan. Las telas, el cartón y la madera forman interacciones fuertes, pero la piel es la superficie ideal para el virus. Es orgánica y las proteínas y ácidos grasos que la conforman interaccionan fuertemente con el virus porque sus componentes se parecen.
Por eso, al tocar una superficie metálica que tiene partículas de virus, éstas se pegan en las manos, sin infectar aún; al tocarse la cara, el virus se transfiere y puede alcanzar la boca y los ojos, por donde puede ingresar al organismo e infectar. Sin embargo, estas nanopartículas pueden ser fácilmente destruidas cuando nos lavamos las manos con jabón, ya que los surfactantes contenidos en éste disuelven las grasas de la membrana viral, desensamblando e inactivando al virus.
Finalmente, el Dr. Miguel Ángel Méndez-Rojas, profesor de la UDLAP, destacó que esta nueva enfermedad viral tendrá ciclos estacionales y, por tanto, como humanidad tendremos por delante un reto complejo para adaptarnos y solucionar lo que venga: “El desarrollo de vacunas, medicamentos y nuevas tecnologías para enfrentar exitosamente a éste y a otros virus y superbacterias que el futuro nos presente, serán fruto de la apuesta que como país e institución hagamos en la investigación científica y tecnológica.
Como lo será también el continuar formando ciudadanos aptos para los nuevos tiempos que exijan a su gobierno acciones oportunas y correctas, lo que constituye la gran responsabilidad de las instituciones educativas del país”, puntualizó.