Dentro de las variantes más conocidas del SARS-CoV-2 está la de Reino Unido, la variante sudafricana, la brasileña y la mexicana.
Algunos virus tienen la capacidad de ir mutando, con la finalidad de mantener o mejorar sus capacidades infectivas. La familia de los coronavirus tiene una alta tasa de mutación, lo que le permite adaptarse fácilmente a nuevas condiciones. Se debe considerar que el virus irá cambiando durante los siguientes años y, como en el caso de la influenza, se deben de tener campañas de vacunación regulares contra las nuevas cepas.
No todas las variantes generan una nueva cepa, señaló la Dra. Elena Soto Vega, profesora e investigadora de la Universidad Anáhuac Puebla, al explicar que “las mutaciones son errores que ocurren durante el proceso de duplicación del material genético del virus, estas mutaciones producen variantes del virus y estas variantes pueden tener cambios o no en las propiedades físicas del virus; como por ejemplo, que se una a un receptor celular diferente, que presente una unión más fuerte al receptor, que se replique más rápidamente o que se transmita de manera más eficiente. Si estas variantes virales producen cambios en la función del virus entonces se llamará Cepa, no todas las variantes generan una nueva cepa”.
En el caso del SARS-CoV-2, el mundo se encuentra en una carrera tratando de identificar nuevas variantes y las características de estas con respecto a la cepa original. Todos los días aparecen reportes de nuevas variantes, pero la mayoría de ellas sin importancia sobre la actividad infectiva del SARS-CoV-2. Las mutaciones que se consideran importantes y que preocupan a la comunidad científica son en el gen que codifica la proteína espiga, “la corona”, que es la parte que le permite al virus unirse y entrar a las células.
Dentro de las variantes más conocidas del SARS-CoV-2 está la de Reino Unido, la variante sudafricana, la brasileña y la mexicana; cada una de estas tienen mutaciones diferentes que le confieren características distintas al virus original, por lo que, algunas de ellas ya se consideran cepas del SARS-CoV-2.
Hasta ahora, la variante de Reino Unido y la mexicana pareciera que el cambio está en su velocidad de propagación, es decir, el virus entra más fácil a las células y se propaga más rápido entre la población. Mientras que, la variante sudafricana y la brasileña, presentan la capacidad de evadir la respuesta inmune sobre todo de anticuerpos neutralizantes, por lo que, la enfermedad que producen es más grave y queda descartada para estas variantes el uso de terapia con anticuerpos monoclonales en los pacientes graves.
Se han reportado otras variantes de las cuales aún no se sabe si producen cambios en la actividad del virus, como la de New York, la variante Robin y la de Nigeria. Para la investigadora de la Escuela de Ciencias de la Salud de la Anáhuac Puebla, la pregunta clave es ¿las mutaciones pueden tener implicaciones para la efectividad de las vacunas?, como respuesta señaló “la mayoría de los expertos consideran que esto es poco probable, al menos en el corto plazo, pero seguramente se tendrán que modificar las vacunas para mantener a la población protegida; tal como sucede con la influenza, enfermedad respiratoria causada por un virus con una alta tasa de mutación”, apuntó la Dra. Soto Vega.