Egresado de la Facultad de Ciencias Químicas, desde su laboratorio en el Centro Médico de la Universidad de Mississippi, EEUU, estudia a uno de los mayores asesinos de la raza humana: el Streptococcus pneumoniae.


Una larga tradición de familiares graduados en la BUAP -que la eligieron por su gran prestigio académico-, pero también un flechazo de amor por la microbiología en su natal Tabasco, definieron desde su juventud la trayectoria de Jorge Eugenio Vidal Graniel como un destacado investigador a nivel internacional, quien desde su egreso como Químico Farmacobiólogo de la Facultad de Ciencias Químicas se desempeñó en uno de los más importantes laboratorios científicos del mundo especializado en enfermedades crónicas e infecciosas: el Center for Disease Control and Prevention (Centro de Control y Prevención de Enfermedades; CDC), en su sede central de Atlanta, Georgia, Estados Unidos.

Tras su paso por la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en la Maestría en Microbiología; un doctorado en Microbiología Celular en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav); y una estancia posdoctoral en el Departamento de Microbiología y Genética Molecular, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, EEUU, el doctor Vidal Graniel acumula ya una destacada carrera que extiende actualmente como profesor asociado en el Departamento de Microbiología e Inmunología del Centro Médico de la Universidad de Mississippi, EEUU, donde estudia la patogenésis y epidemiología de uno de los mayores asesinos de la raza humana: el Streptococcus pneumoniae, bacteria causante de la neumonía, así como la resistencia a los antibióticos y el desarrollo de innovadores enfoques terapéuticos para la enfermedad neumocócica.

Al mismo tiempo de generar nuevas investigaciones, Vidal Graniel se ha convertido en tutor académico de estudiantes de Medicina de la Universidad de Mississippi y de otras instituciones de educación superior, a quienes transmite sus conocimientos para forjar a la próxima generación de científicos en su ámbito.

“Soy originario de Comalcalco, un pequeño municipio de Tabasco, zona olmeca y petrolera, y vengo de una familia de clase media baja. Muchos de mis familiares estudiaron en la BUAP -tíos que son químicos y médicos.

Eso me marcó, pero en especial una visita al laboratorio de mi tía, cuando me puse a leer su tesis sobre clostridium, una bacteria que forma esporas y produce enfermedades, principalmente diarreas o gangrena. Soy microbiólogo por aquella tarde que leí su tesis”, recuerda. Ese momento especial, marcado en su memoria, aunado a la tradición familiar de estudiar en la BUAP y el gusto por la Biología, lleva a Jorge a emigrar de Villahermosa, capital de Tabasco -donde se había mudado a causa del trabajo de su padre en Petróleos Mexicanos-, a Puebla para iniciar su carrera universitaria. Una trayectoria profesional marcada por la microbiología.

La nostalgia por sus inicios académicos se agolpan en la mente del doctor Vidal Graniel al rememorar a sus más estimados profesores; aquellos que le marcaron la pauta a seguir durante su paso por la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP: Gonzalo Garzón, que le impartía Análisis Clínicos; Eduardo Brambila, Bioquímica; Susana Pérez Fernández, Bacteriología; Jorge Vergara, Hematología; o el doctor Eduardo Aguirre, formador de los microbiólogos de la BUAP que en la actualidad imparten cátedra en otras instituciones, y quien le dio su primera oportunidad de empleo a la mitad de la licenciatura en un laboratorio de análisis clínicos, donde aconteció su segundo enamoramiento por la microbiología. Concluida la universidad con honores, y después de culminar su maestría, Jorge regresa a Comalcalco a trabajar en un laboratorio de diagnóstico clínico y fundar el área de análisis microbiológico.

Sin embargo, interactuar con gente de escasos recursos y el anhelo de ayudar a sus semejantes le avivan la llama de la vocación por salvar vidas a través de la investigación, por lo que regresa a la Ciudad de México a cursar el Doctorado en Microbiología Celular en el Cinvestav. “El trabajo y el interés te lleva a hacer cosas fenomenales.

Las investigaciones que hice en el Cinvestav resultaron en varios estudios importantes que trajimos a Estados Unidos, donde me dieron cinco becas, no siendo estadounidense, pagadas por la Sociedad Americana de Microbiología para presentar mi trabajo”, subraya.

Tentado por tres opciones para realizar en el extranjero una estancia posdoctoral –en Francia, en el Instituto Max Planck en Alemania, o en Estados Unidos, siempre con el apoyo de su familia-, toma la decisión de viajar a Pittsburg, Pensilvania, animado porque el proyecto estaba más acorde a su interés científico.

Posteriormente recibe una oferta en la Escuela de Salud Pública Rollins de la Universidad de Emory, en Atlanta, Georgia, EEUU, para trabajar como profesor asistente, donde combina su experiencia en microbiología, bacteriología médica, microbiología celular y genética bacteriana, a la vez que desarrolla sus propios programas de investigación.

“Decidí tomar esa posición porque era un estudio en humanos; el grupo de investigación estudiaba la patogénesis y epidemiología de Streptococcus pneumoniae.

Al mismo tiempo, me dieron una posición en el Center for Disease Control and Prevention, donde fui investigador visitante durante casi cinco años”, agrega. El siguiente peldaño en su trayectoria profesional es su llegada en 2019 al Departamento de Microbiología e Inmunología del Centro Médico de la Universidad de Mississippi, EEUU, donde le ofrecieron una plaza como profesor asociado y la posibilidad de realizar estudios clínicos, lugar donde actualmente realiza sus investigaciones sobre neumonía y resistencia y control de patógenos respiratorios.

En este punto de su carrera, remarca orgulloso: “Podría estar donde quisiera, porque es el laboratorio, la tecnología y los conocimientos que hemos generado, además del entusiasmo que tenemos por lo que hacemos, lo que atrae los diversos recursos, tanto humanos como institucionales, o las subvenciones económicas, otorgadas, por ejemplo, por la Fundación Bill y Melinda Gates o Pfizer, equivalentes a cerca de 100 millones de pesos”, asevera.

COMPROMISO CON MÈXICO Y ORGULLOSO DE LA BUAP

A la distancia, como profesor investigador nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), en México, con una amplia carrera académica destacando como miembro de la Sociedad Mexicana de Microbiología, la Sociedad Americana de Microbiología, o como autor y coautor en más de 70 artículos científicos revisados por pares, y más de una veintena de premios y reconocimientos otorgados por sus estudios sobre la microbiología, la patogénesis bacteriana y molecular, entre otros temas, el doctor Jorge Vidal Graniel manifiesta su gran compromiso por México y el gran orgullo de ser un egresado de la Máxima Casa de Estudios de Puebla.

“La calidad de la BUAP es alta, definitivamente, y me siento muy orgulloso de haber estudiado allí: me voy a sentir universitario de la BUAP toda la vida porque le debo muchísimo.

Terminé la carrera hace 25 años y recuerdo claramente los nombres de todos los que marcaron mis estudios, que me llevaron a hacer los posgrados y el científico que ahora soy. Si un estudiante de Medicina en Estados Unidos está aprendiendo algo que yo aprendí hace 25 años en México, la BUAP está en los primeros niveles, y no sólo eso, sino que un egresado les está enseñando… Y eso me llena de orgullo”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *