Lo ocurrido en Estado de México durante el 2017 fue una elección de Estado. La pobreza es una herramienta que los partidos políticos en el gobierno usan a su favor.

Las elecciones por la gubernatura del Estado de México en 2017 fueron una especie de laboratorio realizado por el PRI para las elecciones presidenciales de 2018, así lo expresó Juan Luis Hernández Avendaño, director del Departamento de Ciencias Sociales de la IBERO Puebla, durante la presentación del libro El Infierno Electoral, en la cual también se contó con la participación de Bernardo Barranco, coordinador de dicho texto.

Asimismo, indicó que este libro responde a la pregunta ¿cómo ganó el PRI a pesar de que siete de cada 10 mexiquenses indicaban en las encuestas que no debía continuar? Para ello da a conocer datos y elementos que confirman el fraude realizado por el partido que gobernó el país por más de 70 años.

El experto en ciencias sociales y política también indicó que fue en el año 2000 cuando se motivó una transición democrática en el país, esto gracias al voto útil. Esto cuando algunos seguidores de Cuauhtémoc Cárdenas, entonces candidato a la presidencia por el PRD, decidieron votar por Vicente Fox, candidato por el PAN, para sacar al PRI de la Presidencia.

Con el tiempo entendimos que esta alternancia no suponía una alternativa, pues el trabajo realizado por el Partido Acción Nacional motivó una regresión del PRI, y con este el regreso de las elecciones sistémicas y de Estado. En las cuales las instituciones y procesos electorales utilizan los programas gubernamentales para incidir y ganar elecciones.

Finalmente, Juan Luis Hernández, expresó que este desdibujamiento electoral deja a la sociedad a merced de árbitros electorales absolutamente sesgados, tanto a nivel nacional como local. Mientras que los partidos políticos se las ingenian para que los organismos electorales locales trabajen alineados a sus intereses. Esto es un hecho ocurrido en el Estado de México que se describe en el libro, y que se puede observar en cada estado.

Por su parte, Bernardo Barranco, economista por la UNAM, indicó que lo ocurrido en Estado de México durante el 2017 fue una elección de Estado, donde el gobierno se convierte en un aparato electoral. Utilizando a sus altos funcionarios para realizar visitas a las zonas de mayor marginación, indicó que para aquellas elecciones se registraron 700 encuentros de este tipo.

El coordinador del texto también destacó la utilización de programas electorales con fines políticos durante el 2017. Esto mediante una estrategia de ganar-ganar, indicando a los habitantes de zonas rurales que si el partido no se mantenía en el poder se dejarían de entregar los apoyos gubernamentales. Dejando en claro que la pobreza conviene a las elecciones, pues las áreas donde el trabajo de campo es el dominante tuvieron una votación del 70%.

Barranco indicó además que al finalizar el proceso electoral en el Estado de México el dinero para programas sociales se terminó. Y parece haber nuevos fondos para este tipo de campañas ahora que se está realizando la campaña electoral para la Presidencia de México.

También se utilizó el terrorismo electoral, provocando el miedo en los electores que expresaron su preferencia por un candidato que no era el del PRI. De esta manera, el día de las elecciones los opositores dejan de participar, propiciando que los que desean votar por el candidato del partido en el poder, y los pequeños partidos que lo acompañan, sumen los votos suficientes para ganar.

Finalmente, el experto en economía destacó la importancia de los partidos que forman una coalición, pues los votos de la candidata de MORENA fueron más que los que obtuvo el PRI, pero fueron los porcentajes otorgados por los demás partidos que acompañaban Alfredo del Mazo, quienes al final le dieron la victoria.

Por Redaccion