La programación competitiva es considerada como un deporte mental que se lleva a cabo tanto de manera virtual como presencial, dependiendo de los requerimientos de la competencia. En esta disciplina, los participantes deben resolver un conjunto de problemas algorítmicos en un tiempo limitado, con el objetivo de resolver la mayor cantidad de problemas en el menor tiempo posible, enfatizó Horacio Jesús Jarquín Vásquez, profesor del Decanato de Ingenierías de la UPAEP.
Dijo que a nivel internacional, se han desarrollado diversas competencias de programación competitiva, destacando el Concurso Internacional de Programación Competitivo Universitario (ICPC, por sus siglas en inglés) y la Olimpiada Internacional de Informática, dirigidos a estudiantes universitarios, de secundaria y bachillerato, respectivamente.
Agregó que el ICPC es un concurso global conformado por equipos de tres integrantes, y cuenta actualmente con más de 3,000 universidades inscritas y la participación de 111 países. La organización divide a los países en diferentes regiones, donde se llevan a cabo las fases regionales y finales. En la región de México y Centroamérica, se realizan competencias que determinan los equipos que representarán a la región a nivel mundial.
Jarquín Vásquez manifestó que estas competencias no sólo tienen importancia en el ámbito académico, sino que también tienen un impacto en el aspecto laboral. Participar en competencias de programación competitiva ayuda a los estudiantes a desarrollar habilidades y conocimientos aplicables en la industria. Entre estos aspectos se destacan:
Pensamiento lógico y resolución de problemas: Los participantes desarrollan habilidades para abordar problemas complejos y encontrar soluciones eficientes.
Trabajo en equipo: La programación competitiva se realiza en equipos de tres integrantes, lo que fomenta la colaboración, la comunicación efectiva y la toma de decisiones conjuntas.
Conocimiento especializado: Las competencias están estrechamente ligadas a las ciencias computacionales, especialmente en áreas como estructuras de datos, análisis y diseño de algoritmos, y matemáticas discretas.
Trabajo bajo presión: En las competencias, los participantes deben enfrentarse a desafíos desconocidos y resolver problemas en un entorno de tiempo limitado, lo que pone a prueba su capacidad para manejar la presión.
Jesús Jarquín compartió su experiencia personal en la programación competitiva, mencionando que comenzó su participación en el año 2015 junto a un compañero de intercambio de Colombia. Conformaron su primer equipo, al que posteriormente se unieron otros miembros para participar en las competencias clasificatorias regionales. Afortunadamente, lograron clasificar a una final regional en 2015 y continuaron participando en los años siguientes.
Comentó que la programación competitiva se ha convertido en una disciplina que trasciende el ámbito académico, brindando a los estudiantes la oportunidad de desarrollar habilidades clave y adquirir conocimientos valiosos que son aplicables en la industria. Además, fomenta el trabajo en equipo, el pensamiento lógico y la capacidad para enfrentar desafíos bajo presión.
La programación competitiva va más allá de obtener el resultado correcto en la resolución de problemas algorítmicos, también se centra en la optimización y el tiempo de ejecución para encontrar soluciones eficientes. En la sociedad actual, donde la rapidez y el rendimiento son fundamentales, este enfoque cobra una gran relevancia, reiteró Aldo Tobón Helú, profesor y egresado del Decanato de Ingenierías de la UPAEP.
Aldo Tobón, quien ha estado involucrado en la programación competitiva, destaca la importancia de buscar soluciones óptimas en esta disciplina. Compara el hecho de alcanzar un resultado deseado a caminar hacia un lugar específico: se puede llegar al destino, pero si se toma un camino largo y poco eficiente, no se está alcanzando la solución óptima. La programación competitiva ha permitido desarrollar habilidades de pensamiento lógico y encontrar soluciones eficientes, aspectos que a veces se descuidan en el ámbito académico.
Este tipo de competencias también tiene un gran impacto en la formación de futuros ingenieros, ya que muchas empresas, como Facebook y Microsoft, valoran las habilidades y el enfoque que se desarrollan en la programación competitiva. Aunque las herramientas y tecnologías pueden facilitar ciertos aspectos de la programación, encontrar soluciones óptimas sigue siendo un desafío que requiere habilidades específicas.
En el caso de Aldo Tobón y su equipo en la UPAEP, tomaron la responsabilidad de participar en competencias de programación competitiva sin tener conocimientos previos. Aunque los resultados no fueron los esperados, utilizaron esas experiencias como una motivación para continuar y fortalecerse. Con la incorporación de nuevos miembros al equipo, como Michel Chequi, lograron tener un impacto significativo y competir a nivel local y estatal. Aunque no lograron alcanzar su meta de llegar a la final regional, el proceso les brindó fortaleza y determinación.
Aldo Tobón menciona que uno de los mayores desafíos fue transmitir la importancia de la programación a los estudiantes nuevos. Aunque al principio mostraban entusiasmo, a veces perdían interés en el camino. Sin embargo, Aldo no se rindió y continuó trabajando con diferentes grupos y generaciones. Con el tiempo, tuvo la oportunidad de trabajar con el estudiante Felipe Rafael Fócil, quien fue una fuente de inspiración para promover la programación competitiva entre los estudiantes. Juntos, lograron un gran cambio en la percepción de esta disciplina.
Indicó que la programación competitiva se consolida como una disciplina que impulsa la optimización, el pensamiento lógico y la búsqueda de soluciones eficientes. Además, su impacto en la formación de ingenieros y su reconocimiento por parte de empresas importantes demuestran su relevancia en el mundo actual.
En su intervención, Felipe Rafael Fócil Mendoza, estudiante del Decanato de Ingenierías de la UPAEP, quien continuó con la iniciativa de la programación competitiva, destaca la importancia y las oportunidades que este campo ofrece. Al desarrollar habilidades en programación competitiva, se abren puertas en diversos aspectos, desde el desarrollo de habilidades hasta la posibilidad de acceder a empresas de renombre. Muchos estudiantes, tanto de la institución como de otras, sueñan con trabajar en estas empresas en el futuro.
Sin embargo, uno de los desafíos más significativos en la programación competitiva es el alto porcentaje de deserción que existe. Felipe Rafael Fócil, utiliza una metáfora para ilustrar esta situación, comparándola con ir al gimnasio: todos quieren ponerse en forma y estar saludables, pero son pocos los que están dispuestos a esforzarse y perseverar día tras día para lograr sus objetivos. La sociedad actual, acostumbrada a la inmediatez, suele desesperarse si no obtiene resultados rápidos y tiende a abandonar fácilmente.
Felipe Fócil destaca que, a pesar de los logros obtenidos, existen desafíos en la gestión actual. Uno de ellos es encontrar la mejor manera de distribuir la información de forma equitativa y gestionar la carga de trabajo de los miembros del grupo. También buscan mejorar el plan de estudios interno y optimizar el entrenamiento para que los estudiantes puedan alcanzar niveles más altos en menos tiempo. Reconoce que la siguiente generación tiene un gran camino por recorrer, pero también muchos logros por los cuales trabajar.
Un aspecto que llena de orgullo a Fócil Mendoza y a su equipo es que la siguiente gestión está conformada exclusivamente por mujeres. Esto desafía la percepción errónea de que la programación y las ingenierías son carreras exclusivas para hombres. Estas chicas han demostrado lo contrario y deberán seguir demostrando su valía durante su gestión.
La programación competitiva se presenta como un mundo interesante lleno de oportunidades, pero también con desafíos que deben superarse. Sin embargo, Felipe y su equipo creen que cuentan con una base sólida para lograr aún más éxitos y reconocimientos en el futuro.
Síguenos en @urbano_noticias
LEER: Familia, escuela e instituciones deben ser promotoras de la prevención de la violencia