Para conocer más sobre el comportamiento de los volcanes que existen en México es importante monitorearlos, seguir desarrollando investigación y tecnología para poder hacer de manera eficiente.
Es significativa la importancia de estos avances en la predicción de erupciones volcánicas y en la protección de las comunidades cercanas a los volcanes. El objetivo final es poder alertar a las personas en caso de una posible erupción de gran magnitud, tal como se ha observado en los últimos días con la actividad creciente del Popocatépetl, que ha generado la emisión de cenizas e impactado de diferente manera en las personas, animales y medio ambiente, señaló Charles Galindo Jr., investigador del Decanato de Ingenierías de la UPAEP.
Galindo Jr. relató cómo su equipo inició su investigación en un país distante, llevando a cabo lanzamientos en los Estados Unidos y perfeccionando su metodología. Aprendieron valiosas lecciones y decidieron trasladarse a México, donde comenzaron a realizar lanzamientos directamente en el Popocatépetl, así como en otros volcanes como el volcán de Colima y el Chichonal en Chiapas.
El objetivo principal del equipo, conformado por estudiantes provenientes de diversas carreras como biónica, ingeniería espacial y mecatrónica, es diseñar instrumentos que sean capaces de recopilar información crucial sobre la actividad volcánica. Estos instrumentos se colocan en plataformas que se sitúan sobre el volcán, capturando datos sobre concentraciones de gases y cambios en la morfología del mismo. Estos cambios son clave para comprender el comportamiento del volcán y, en última instancia, predecir futuras erupciones, comentó Charles Galindo Jr.
Dijo que el equipo de estudiantes, con su enfoque multidisciplinario, ha logrado desarrollar sensores capaces de monitorear las concentraciones de gases y también han explorado el uso de imágenes visibles e infrarrojas para detectar cambios en la temperatura del volcán. Además, emplean tecnología GPS y radios para conocer la ubicación del volcán en tiempo real, así como cámaras de video que ofrecen una visión detallada de su actividad.
Galindo Jr. también mencionó el uso de globos de gran altitud, que son liberados para obtener datos adicionales. Estos globos están equipados con paracaídas para evitar daños a los instrumentos al caer a tierra. Asimismo, destacó el uso de satélites pequeños, diseñados por su equipo, que permiten el monitoreo del volcán casi en tiempo real, realizando análisis diarios de las imágenes capturadas.
En su intervención, Aurelio Heredia Jiménez, investigador del Decanato de Ingenierías de la UPAEP, explicó que su equipo se encarga tanto de la instrumentación en la zona meteorológica como de recopilar información sobre las condiciones ambientales alrededor del volcán. Mediante el uso de ondas meteorológicas, han logrado alcanzar alturas de hasta 35,000 metros para realizar mediciones sobre el comportamiento del volcán.
Expresó que su trabajo es no solo monitorear la actividad volcánica, sino también extraer información sobre los gases y aerosoles emitidos por el volcán. Estos aerosoles están compuestos por diferentes gases y partículas que, al precipitarse, pueden tener efectos dañinos en la agricultura y en los seres vivos que habitan cerca de los volcanes.
Heredia Jiménez mencionó que han observado que las emisiones del volcán, que solían ser de color blanco debido al contenido de agua, ahora presentan un color grisáceo debido a la alta concentración de ceniza volcánica. Estas partículas pueden alcanzar alturas considerables y desplazarse con el viento, afectando áreas cercanas al volcán, y dichas partículas han llegado a ciudades como Córdoba y Veracruz.
Además de la instrumentación y el monitoreo, el equipo de los doctores Charles Galindo Jr. y Aurelio Heredia ha establecido una comunicación cercana con las comunidades que viven cerca del volcán. Han realizado ejercicios y dialogado con las personas para comprender cómo perciben los diferentes eventos generados por el volcán y cómo se ven afectadas. Descubrieron que la población tiene poco conocimiento sobre los tipos de gases emitidos por el volcán y sus posibles efectos en la salud y el medio ambiente.
Dijo que el equipo también ha observado impactos negativos en la agricultura, como el daño a las flores debido a la ceniza volcánica. Aunque la ceniza puede servir como abono, cuando llega en grandes cantidades durante la etapa de cosecha, puede ocasionar pérdidas significativas.
Aurelio Heredia destacó la importancia de mantener este tipo de monitoreo para conocer tanto las condiciones ambientales como los impactos en las comunidades cercanas. Además, mencionó la necesidad de desarrollar planes de riesgo y contingencia para ayudar a las personas a enfrentar los posibles efectos de la actividad volcánica.
Comentó que el equipo de monitoreo continuará su trabajo y planea realizar una nueva actividad de monitoreo el 7 de julio cerca de San Vicente y San Nicolás de los Ranchos, con el objetivo de evaluar las condiciones ambientales después de la reciente actividad del volcán.
El proyecto de monitoreo de volcanes activos del Popocatépetl no se limita a la Facultad, sino que está abierto a la colaboración de otras áreas, como medicina, química y biología, para brindar un servicio integral a las comunidades afectadas. El equipo ha realizado evaluaciones y actividades adicionales para recopilar información valiosa y analizarla en conjunto con expertos de diferentes disciplinas del conocimiento e intercambiar información con otras instituciones del país y del extranjero.
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