La jornada próxima se reduce a un referéndum donde la ciudadanía decidirá si el proyecto de la Cuarta Transformación avanza o no


México despertó esta mañana con el silencio reflexivo de la veda electoral. Luego de semanas de intensa movilización proselitista, el país gozará de 72 horas de respiro antes de arremolinarse en las urnas para los tan mencionados comicios más grandes de la historia este domingo 6 de junio.

Cerca de 94.4 millones de votantes contribuirán a la renovación de 20,415 cargos públicos en todos los estados de la República en un contexto marcado por la pandemia de coronavirus y su crisis económica subsecuente, la polarización social, la violencia exacerbada y el desencanto por el actual proyecto de nación.

Este ciclo intermedio también estará marcado por la coalición inédita entre PRI, PAN y PRD a nivel nacional, partidos antagónicos durante la transición democrática que buscan pilotear un vínculo que podría replicarse en los comicios de 2024. La colaboración supone una bocanada vital para el partido del Sol Azteca y para el Revolucionario Institucional ante la erosión de su respectiva fuerza política.

Las campañas también han sido marcadas por la degradación del discurso político. Por un lado, con la inclusión de mensajes agresivos y poco propositivos en las campañas; por el otro, con la nominación de celebridades ajenas a la política o políticos con antecedentes cuestionables.

Estos y otros perfiles conforman lo que el Mtro. Juan Luis Hernández Avendaño denomina “kakistocracias”: personas ignorantes de la vida pública que ofrecer soluciones fáciles, aman la riqueza y rechazan cualquier tipo de crítica. Para el director general del Medio Universitario, el electorado tendrá un alto papel en la sanción de estos perfiles que se proliferarán en las boletas en la forma de deportistas, figuras públicas y caciques regionales.

Lo que está en juego

Independientemente de los resultados, Alonso Muñoz percibe que el verdadero elemento en disputa es el relato de la democracia. Para muchas perspectivas, la jornada del próximo domingo se reduce a un referéndum donde la ciudadanía decidirá si el proyecto de la Cuarta Transformación avanza o encuentra un primer dique

Miguel Calderón aprecia que las llamadas “campañas negrasfijaron ideas en el electorado sobre determinados candidatos y sobre las dimensiones de victorias y derrotas. “Es una estructura discursiva que trata de elevar los requisitos de Morena para que pueda reclamar un triunfo y bajárselos a la oposición para que pueda triunfar ante el autoritarismo. Eso es falso: vamos a tener un Congreso plural como lo hemos tenido hasta ahora”, argumenta.

Por su parte, Juan Luis Hernández ve en la elección de Eduardo Rivera, favorito en la capital poblana, una oportunidad para sostener mejores diálogos colaborativos entre los ejecutivos estatal y municipal. De igual manera, pronostica que Morena ganará la mayoría simple en el Congreso local, aunque dejando en el camino la mayoría de las diputaciones en la zona metropolitana y las alcaldías más relevantes.

Al tratarse de una elección intermedia, se estima que el 55% del padrón electoral acudirá a las urnas. Con más inhibiciones que motivaciones para salir a votar, el grueso del electorado podría encontrar un único aliciente en la retórica predominante y meterse en las urnas, con cubrebocas y calculadora en mano, a elegir entre la continuidad y la bifurcación.

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