La disforia de género sucede en miles de infantes en el mundo y es una crisis de identidad con el sexo que se les asignó al nacer
Desde que tuvo una conciencia real, a la corta edad de cuatro años, Sasha se identificó a sí misma como una niña atrapada en el cuerpo de un varón, lo que fue aceptado por sus padres y hermanos.
El problema es que la sociedad en la que vive Sasha está llena de prejuicios y el apoyo en su escuela es prácticamente inexistente, por lo que sus padres se encuentran desesperados por encontrar una respuesta que pueda ser benéfica para la familia.
La disforia de género sucede en miles de infantes en el mundo y es una crisis de identidad con el sexo que se les asignó al nacer
Esta historia fue encontrada por el cineasta Sébastien Lifshitz en su natal Francia, después de tres meses de investigar y preguntar en foros de Internet; previamente ya había hecho un documental con la artista trans Marie-Pierre Pruvot “Bambi” en 2013, desde ahí al director le quedó marcada una experiencia que la bailarina le había contado de su juventud, que cuando era niño se veía a sí mismo como una mujer.
Lifshitz encontró en Sasha un caso particular, la disforia de género, que sucede en miles de infantes en el mundo, y es una crisis de identidad con el sexo que se les asignó al nacer; después de platicarlo en privado con los papás de la niña trans, se puso en marcha la producción del documental Little girl (2020), que visibiliza esta realidad, que es poco aceptada en distintas partes del mundo.
“Espero que el filme pueda ayudar para hacerlos entender a todos, pero creo que lo que también necesitamos hacer es escuchar a la comunidad y a la gente trans, porque ellos tienen mucho que decirnos, porque ellos son la mejor persona que te puede decir por lo que han pasado y lo que es exactamente ser una persona trans”, describe el director, en videollamada con Reporte Índigo, desde Francia.
En la película se narra la vida de Sasha, junto con sus hermanos y familia. La pequeña es una niña tímida, pero decida a continuar su vida como mujer; mientras rodaron la película ella tenía siete años, ahora mismo Lifshitz dice que a sus 11 años, se siente como una niña liberada y ha cambiado de escuela para bien.
“Ella está ahora muy feliz en esa escuela, no hay ningún problema acerca de su identidad trans, ni siquiera es una pregunta, no se habla de ello, porque ella es aceptada como una niña y punto”, describe el director.