Gwen Stefani recordó su legado con No Doubt y su etapa como solista al presentarse en el cierre de la primera edición del festival
¿Es mucho pedir a No Doubt, Gwen?
Los ganones del setlist de Gwen Stefani fueron todos los que crecieron en el skateboarding, el surf, en el ska punk y reggae porque de inicio sacó todo lo del grupo con el que comenzó a dar el rol por el circuito itinerante Vans Warped Tour, después, su onda solista.
Tecate Emblema la trajo de vuelta con esa nostalgia contracultural antes narrada. Tuvo la Curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez en los buenos tiempos del 2tone californiano: Gwen y sus bailarines vestidos como hace más de 20 años y cantando Sunday Morning y Underneath It All.
Quiebre generacional en el Tecate Stage, los que se emocionaron con las rolas de Tragic Kingdom (1995), Return to Saturn (2000) y Rock Steady (2001), todos estos bien identificables por los Vans y la ropa skate; y los de la etapa como solista de nuestra Anaheim Girl, esos que la pasaron genial con Rich Girl y The Sweet Escape.
El olor a festival de rock emanó. Gwen recibió flores, intentó hablar español, lloró, le rezó a Dios porque no podía creer que hasta acá llegó su música y, pues, ¿cómo le explicamos que México también tuvo MTV y tiene una fuerte escena de ska? ¡Cantando Hella Good y Don’t Speak!
Gwen sigue siendo esa chica rebelde que exorcizó sus demonios con todas esas canciones que en tres años estarán cumpliendo tres décadas de ser la banda sonora de una minoría y mayoría, porque, como antes se dijo, independizarse de Tony Kanal (bajista de No Doubt) y el resto de los chicos le permitió globalizarse aún más.
Al cierre de esta edición, después de cantar Cool, le autografió el brazo a una chica pero con la promesa de tatuárselo. Su encuentro con México terminó con Just a Girl y Hollaback Girl.
Otra vez Sebastián Yatra timó a un público con su opening de Sum 41. Insistimos, no es usual que Fat Lip suene, pero, quizá, su público ya se acostumbró. Igual estuvo genial escuchar un poco de pop punk antes de Tacones rojos.
El parcero replicó la mayoría de su show presentando anteriormente en el Auditorio Nacional, ahora probado en festival. Y prácticamente una experiencia distinta, porque el relajo con Traicionera se puso bueno, caluroso, sensual, pero las baladas generaban un bajón para la tarde.
O sea, para las 19:20 horas lo que se quería era perrear hasta el piso con todo y chela o coquetear como lo hicieron con Ya no tiene novio, con el sampler de Give it Away, de los Red Hot Chilli Peppers.
Yatra y su banda sacando las ganas de convertirse en rockstars. Deseo hecho Sebas, la raza mezcló tequila con muchas cosas para empezar a enfiestarse. Runaway daban ganas de hacerlo, pero el deseo playero era más anhelado con esa rolita que grabó con los Jonas Brothers, ¿o no?
Sacarse la camiseta fue, quizá, la mejor parte para sus enamoradas, enamorados y enamorades. También el cierre que hizo con Pareja del año, la antesala para que viniera Kali Uchis en un ratito.
Y lo lograron. Si se fueron a ver a la youtuber mexicana Kenia OS, cuyo audio fue terrible o a Mariah Angeliq a echar todo con Perreito, llegaron exacto a cantar Telepatía con la mexicoamericana. Y después permanecer hasta Gwen Stefani. Morat, Fuego y Kurt fueron lo bueno para todos los asistentes que arribaron temprano a rostizarse.