Vicente Rojo siempre expresó una idea esencial: que no se puede vivir sin amar.

Dos días después de celebrar su cumpleaños 89, falleció este jueves el artista Vicente Rojo, debido “a complicaciones cardíacas que ya venía arrastrando”, confirmó a La Jornada su hijo Vicente Rojo Cama.

Nacido en en Barcelona, España, en 1932, ciudad en la que hizo estudios de escultura y cerámica, llegó en 1949 a México, país que aprendió a amar apasionadamente, como él mismo lo dijo en un amplia entrevista difundida el lunes precisamente para festejar su vida y obra.

Diseñador gráfico, pintor y escultor, Vicente Rojo es uno de los artistas más importantes del abstraccionismo, adscrito a la Generación de la Ruptura. Volcanes es una de sus series de esculturas más conocidas.

El maestro también participó en 1984 en la fundación de este diario, diseñando la imagen.

En España, hizo sus primeros estudios de arte en 1946, en la Escuela Elemental del Trabajo. Llegó a México en 1949, a petición de su padre, Francisco Rojo, quien ya residía aquí como refugiado político desde el fin de la Guerra Civil Española. Precisamente una exposición que Vicente dedicó al periplo de su progenitor, titulada 80 años después.

Vicente Rojo fue sobrino del general Vicente Rojo Lluch, el más acreditado jefe de las tropas de la Segunda República Española que se opusieron al golpe de estado protagonizado por el general Francisco Franco.

Ya en México, a partir de 1953, colaboró en el diseño de la revista Artes de México; en el suplemento México en la Cultura del diario Novedades, en la oficina de ediciones del Instituto Nacional de Bellas Artes, en la Revista de la Universidad de México, de la Universidad Nacional Autónoma de México y en el suplemento La cultura en México (1962-1974) de la revista Siempre!

Obtenida la nacionalidad mexicana, estudió pintura en la escuela de arte La Esmeralda de la Ciudad de México. En 1991, fue galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el área de Bellas Artes; en 1994 recibió en España la Medalla al Mérito en las Bellas Artes 1994 y aquí la Medalla Bellas Artes 2011. Ingresó a El Colegio Nacional el 16 de noviembre de 1994.

Fue cofundador en 1960 de la Editorial Era, de cuyo consejo editorial formó parte y donde también colaboró como director de arte.

En la entrevista que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) difundió en sus redes sociales desde el lunes como homenaje al artista, Rojo compartió que desde los cuatro años supo que tenía la vocación de crear y que le gustaba pensar que seguía siendo un niño que jugaba con los colores: “cuando comencé tenía seis lápices de colores, ahora tengo cajas con 30 o con 60”.

Sobre la guerra del franquismo, recordó que “todo era oscuridad, las estrellas eran muy brillantes en la noche. Entonces yo caminaba porque iba a la escuela de siete de la tarde a nueve de la noche. Cuando salía de la escuela veía un cielo estrellado, tenía 12, 13, 14 años, y creía que a lo mejor esas estrellas las estaba viendo mi padre en México. Eso me daba una cierta tranquilidad, cercanía. Sabía que mi padre no iba a volver, pero mi madre había tenido la habilidad de mantener la presencia de mi padre, así que había una relación lejana pero al mismo tiempo cariñosa”.

Vicente Rojo siempre expresó una idea esencial: que no se puede vivir sin amar “y que sin un amor la vida no se llama vida”, por eso, siempre se rodeó de entrañables amigos que lo acompañaron, protegieron, ayudaron y quisieron a lo largo de los 72 años que vivió en el país donde deja un enorme legado.