La vacuna contra la influenza se aplica a los menores de cinco años, adultos mayores de 65 años y mujeres embarazadas. 

Ante los cambios bruscos de temperatura debemos protegernos de la influenza y la COVID19; los síntomas son similares, por lo que es importante identificarlos, afirmó Baldomero Zambrano Tobón, médico neumólogo adscrito al Hospital General de Zona (HGZ) No. 20 “La Margarita”, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Puebla.

“Una persona que se aplica la vacuna contra la influenza, y se enferma de neumonía por la infección, disminuye el riesgo de mortalidad hasta en un 70 u 80 por ciento, incluso, sin necesidad de atención hospitalaria”, comentó.

Un 15 por ciento de la población llega a presentar influenza, y en ese grupo de riesgo se encuentran los menores de cinco años, adultos mayores de 65 años y mujeres embarazadas.

Una diferencia entre la COVID-19 y la influenza H1N1, por ejemplo, es que en la primera existen personas con síntomas y asintomáticas, pero la influenza siempre se presenta con síntomas.

Derivado de lo anterior, la persona portadora de COVID-19 o SARS-CoV2, con síntomas o asintomática, es altamente contagiosa; en el caso de la influenza no es necesario tener contacto con alguien para enfermarse, indicó Zambrano Tobón.

“En la influenza, el dolor de garganta es determinante; y en la COVID-19 es muy usual la pérdida de los sentidos de olfato y gusto”, detalló el especialista.

La fiebre, escalofrío, tos seca, cansancio, molestias musculares, articulares y disnea o falta de aire, son los mismos síntomas en la influenza y la COVID19.

Sin embargo, en los pacientes con COVID-19 es mayor la falta de aire, además de presentar una disminución en la oxigenación de la sangre, y el dolor de cabeza es más intenso, aseveró el especialista.

“Para evitar contagiarse de influenza, la población en grupo de riesgo y vulnerables deben acudir a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) que le corresponda para que les apliquen la vacuna”, comentó.

Invitó a continuar con las medidas de distanciamiento social, uso de cubrebocas y el lavado frecuente de manos con agua y jabón o utilizar alcohol gel al 70 por ciento.

Aunque no es común, pueden existir casos en donde una persona adquiera los dos virus, lo cual se detecta mediante una prueba molecular, y se le realiza a los pacientes graves que ingresan al hospital.

Por medio de un protocolo se realizan ambas pruebas, si es negativa la de COVID-19, se realiza la de influenza. Y reiteró la importancia de vigilar que la temperatura corporal no rebase los 38 grados.

Precisó que no existe contraindicación en la aplicación de la vacuna contra la influenza, incluso, el paciente recuperado de COVID-19 puede vacunarse sin riesgo.

Los síntomas normales de la aplicación de la vacuna son dolor en el brazo, fiebre, escalofrío o alguna reacción parecida a una gripe estacional, y puede presentarse de tres a cinco días después.