Funcionarios dicen que  el gobierno mexicano ya había prometido desplegar la Guardia Nacional en la frontera sur durante negociaciones secretas.

El acuerdo para evitar los aranceles que Donald Trump anunció con fanfarrias la noche del viernes está compuesto principalmente por acciones que México ya había prometido adoptar antes de las negociaciones con Estados Unidos durante los últimos meses, según funcionarios de ambos países familiarizados con las negociaciones.

La declaración conjunta del viernes dice que México acordó el “despliegue de su Guardia Nacional en todo el país, dando prioridad a su frontera sur”. No obstante, el gobierno mexicano ya había prometido hacer eso en marzo durante negociaciones secretas en Miami entre Kirstjen Nielsen, entonces secretaria de Seguridad Nacional y Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación de México, dijeron los funcionarios.

La parte más importante del acuerdo con Trump fue una expansión del programa para permitir a las personas que solicitan asilo permanecer en México mientras sus casos se procesan en Estados Unidos.

No obstante, ese acuerdo se alcanzó en diciembre en un par de notas diplomáticas negociadas con muchas dificultades que intercambiaron los dos países. Nielsen anunció los Protocolos de Protección a Migrantes durante una sesión del Comité Judicial de la Cámara de Representantes cinco días antes de Navidad.

En el transcurso de la semana pasada, los negociadores no lograron convencer a México de aceptar un tratado de Tercer País Seguro que le habría dado a Estados Unidos la capacidad jurídica para rechazar a los solicitantes de asilo si no han buscado refugio en México primero.

A pesar de todo, Trump celebró el acuerdo el sábado y escribió en Twitter: “¡Todos están muy emocionados por el nuevo acuerdo con México!”. Agradeció al presidente de México por “trabajar tanto y tan arduamente” en un plan para reducir el aumento repentino en la migración a los Estados Unidos.

No quedó claro si Trump creyó que el acuerdo realmente representaba concesiones nuevas e importantes, o si el presidente entendió los límites del acuerdo, pero lo aceptó como una forma de guardar las apariencias para escapar de las consecuencias políticas y económicas de imponer aranceles a México, amenaza que comenzó a mencionar hace menos de dos semanas.

Después de amenazar a México con establecer aranceles que aumentarían progresivamente, comenzando en un cinco por ciento para llegar hasta un 25 por ciento, el presidente estadounidense enfrentó enormes críticas, tanto de líderes mundiales como de ejecutivos empresariales, legisladores republicanos y demócratas y miembros de su propio personal, de que se arriesgaba a afectar un mercado crítico.

Tras nueve días de incertidumbre, Trump respaldó y aceptó las promesas de México.

Los funcionarios que participaron en las negociaciones dijeron que comenzaron en serio el domingo pasado, cuando Kevin K. McAleenan, el secretario interino de Seguridad Nacional, se reunió en una cena con el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard. Un alto funcionario gubernamental, que no estaba autorizado para hablar públicamente sobre las negociaciones a puerta cerrada que hubo durante varios días, insistió en que los mexicanos acordaron actuar con mayor rapidez y con mayor dinamismo que anteriormente para frenar a los migrantes.

Su promesa de desplegar hasta a 6000 miembros de la Guardia Nacional fue mayor que la anterior y el acuerdo mexicano para acelerar el Protocolo de Protección a Migrantes podría ayudar a reducir lo que Trump llama la “detención y liberación” de los migrantes en Estados Unidos, dándole al país una mayor capacidad para hacer que los solicitantes de asilo esperen en México.

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