Las autoridades advierten que los temblores continuarán durante los próximos días.

Una icónica maravilla natural de Puerto Rico, un arco de piedra conocido como Punta Ventana, se derrumbó durante el terremoto de magnitud 5,8 que sacudió la isla el lunes.

La formación rocosa era un emblemático lugar turístico cerca de la ciudad de Guayanilla, en el suroeste del territorio.

El terremoto, que sacudió la municipalidad de Guayanilla a las 6:35 am hora local el lunes, había sido el más fuerte que se había registrado tras una serie de temblores que comenzaron a fines de diciembre.

Pero el martes otro terremoto de magnitud 6,4 sacudió a la isla, causando un gran apagón.

Se informó que este último sismo ocurrió a las 02:24 am hora local a unos 14 km de Guayanilla. El alcalde de la ciudad, Nelson Torres, informó de daños a casas y a una iglesia.

Una persona murió en la localidad de Ponce, según la prensa local.

El sismo del lunes también se sintió en gran parte de la isla y causó derrumbes y cortes de electricidad.

Las autoridades advierten que los temblores continuarán durante los próximos días.

Actividad inusual

Desde el 28 de diciembre Puerto Rico, el territorio estadounidense con unos 3,2 millones de habitantes, se ha visto sacudido por una actividad sísmica que los expertos califican de «inusual».

Ese día, un sismo de magnitud de 4,7 se sintió en el suroeste de la isla y desde entonces se han registrado más de mil 800 eventos sísmicos en Puerto Rico, las Islas Vírgenes y el este de República Dominicana.

Lo que está ocurriendo en Puerto Rico es lo que los geólogos llaman una «secuencia sísmica».

Esta secuencia consiste en un evento sísmico principal, seguido de una serie de réplicas de menor magnitud.

Estos sismos principales, a veces pueden estar precedidos de sismos de menor intensidad, llamados «precursores».

Tal como le dijo a BBC Mundo Alberto López Venegas, investigador de la Red Sísmica de Puerto Rico, no es usual que en menos de dos semanas se registren mil 800 sismos.

«Estamos viendo una activación que probablemente no volvamos a ver en los próximos 500 o 1.000 años», dijo López.

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