AstraZeneca ha admitido ante un tribunal que su vacuna contra el COVID-19, desarrollada en colaboración con la Universidad de Oxford, puede causar un efecto secundario extremadamente raro conocido como síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS).
La farmacéutica admitió su responsabilidad en el contexto de una demanda colectiva en curso en el Reino Unido, que alega lesiones graves en algunos vacunados.
Según documentos legales presentados ante el Tribunal Superior del Reino Unido, la compañía ha aceptado que la vacuna puede inducir TTS, un estado que conlleva la formación de coágulos sanguíneos y un recuento bajo de plaquetas, en situaciones excepcionales.
Esta admisión podría abrir la puerta a un acuerdo de compensación estimado en 100 millones de libras esterlinas para los afectados.
Aunque AstraZeneca había identificado previamente la posibilidad de TTS en un estudio publicado en 2021, la firma sostiene que este reconocimiento en documentos judiciales no implica un cambio en su postura oficial. A la fecha, se han presentado 51 casos de TTS en el tribunal, y la farmacéutica argumenta que la causalidad debe establecerse en cada caso individual por expertos.
Independientemente de estos eventos adversos raros, investigaciones y análisis de salud pública han demostrado que la vacuna es altamente efectiva en prevenir la Covid-19 sintomática, con tasas de eficacia entre el 85% y el 90% después de dos dosis.
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