Mientras Estados Unidos padece frío de récord, con temperaturas por debajo de los menos 32 grados, Australia se sofoca por ola de calor.
El granjero Wayne Dunford ya se sentía agotado. Había luchado durante 18 meses contra la peor sequía que había visto en su medio siglo en la tierra. Luego el calor golpeó.
Dunford ha estado alimentando el ganado a mano en su propiedad de Nueva Gales del Sur durante 12 meses debido a la falta de crecimiento del suelo y ahora le preocupa si podrá sembrar después de que el calor extremo y el viento secaron completamente sus tierras.
Mientras Estados Unidos padece un frío de récord, con temperaturas que caen por debajo de los menos 32 grados centígrados, Australia se ve sofocada por una ola de calor extremo.
Semana tras semana, las temperaturas han seguido aumentando afectando a los ocho estados y territorios del país.
En toda Australia, las carreteras se han derretido, la infraestructura ha fallado y tanto animales como peces han muerto en masa.
La ciudad más meridional de Adelaida experimentó el 24 de enero su día más caluroso jamás registrado, alcanzando 46.6 grados centígrados.
El viernes, la Oficina de Meteorología de Australia anunció que había sido el junio más caluroso jamás registrado en el país y dijo que el clima no tenía “precedentes”.
En temperaturas superiores a 40 grados centígrados, el cuerpo humano comienza a experimentar agotamiento por calor.
Una vez que la temperatura supera los 41grados centígrados, el cuerpo comienza a fallar.
Se han emitido advertencias de salud en toda Australia, que aconsejan a las personas que permanezcan en sus casas durante la parte más calurosa del día, minimicen la actividad física y se mantengan hidratadas.
Pero mientras el calor actual sigue causando problemas a los australianos, los científicos advierten que este podría ser solo el comienzo de los problemas del país con las condiciones climáticas extremas si no se toman medidas para prevenir el cambio climático.
Michael Grose, científico investigador del Centro de Ciencias del Clima de CSIRO, dijo a CNN que, por ejemplo, en el año 2100, Adelaida podría enfrentar hasta 22 días por año a más de 40 grados centígrados, en el peor de los casos.
“Incluso en un escenario de emisiones muy bajas, esperamos ver un aumento en esos días calurosos récord”, dijo.
Un país quemado por el sol
En un video que se hizo viral en enero en Australia, dos granjeros hacen un emotivo llamado de ayuda de pie junto al inmenso río Darling en Nueva Gales del Sur.
Están cargando dos grandes peces muertos, que perecieron cuando las temperaturas subieron a principios de mes: solo uno de los tres casos de muertes masivas de peces que han dejado a miles de ellos en descomposición en la superficie del agua.
“Este pez tiene 100 años, nunca volverá, esto es muy vergonzoso”, dice el agricultor local Rob McBride en el video.
Otro habitante, Graeme McCrabb, describió a CNN la imagen “horrorosa” que lo recibió cuando bajó al río un día.
“Los peces seguían muriendo, muchos pequeños saltaban sobre la superficie del agua”, dijo.
Las autoridades culparon a la prolongada sequía y las condiciones climáticas, que causaron que los peces se sofocaran por falta de oxígeno en el agua, aunque algunos lugareños dicen que se debe a la mala administración gubernamental del sistema fluvial.
Docenas de peces aparecieron muertos en el río Darling tras una ola de calor extremo en enero.
Pero los peces no son las únicas víctimas del clima extremo de Australia.
En el Territorio del Norte, los cuerpos de docenas de caballos salvajes se encontraron esparcidos a lo largo de un manto de agua que estaba seco.
En Victoria, más de 2.000 murciélagos zorros voladores murieron debido al estrés por calor en lo que los medios locales describieron como un evento “de pesadilla”.
Se han registrado muertes similares de zorros voladores en los estados de Nueva Gales del Sur y Queensland.
“Ningún animal debería sufrir así. Tenemos que frenar el impacto devastador del cambio climático que se está volviendo normal”, dijo Greenpeace Australia en un comunicado el martes.
Las autoridades de infraestructura han estado luchando para resistir los desastrosos efectos secundarios del clima extremo.
Docenas de incendios forestales estallaron en todo el estado sureño de Tasmania, destruyendo casas y áreas silvestres mientras cientos de bomberos intentaban controlar los incendios.
Bomberos de Tasmania entrenan el 23 de enero. El primer ministro de Tasmania, Will Hodgman, advirtió el miércoles que las condiciones “empeorarán”. Frente a la presión de los australianos desesperados por escapar del calor, la red eléctrica del país incluso comenzó a ceder.
Cientos de miles de hogares se quedaron sin energía esporádicamente en Victoria y Australia del Sur en medio de la creciente demanda a medida que los residentes encendían el aire acondicionado y los ventiladores.
‘No se hace lo suficiente’ En medio de la ola de calor, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó una crítica revisión de las políticas ambientales de Australia.
Al llamar al gobierno australiano a proteger mejor la “rica biodiversidad” del país y reducir su inusual alta dependencia de los combustibles fósiles, el informe dijo que Australia estaba en camino de no cumplir las metas de reducción de emisiones acordadas en el Acuerdo de París.
“El país no alcanzará su objetivo de emisiones de 2030 sin no hace un mayor esfuerzo por cambiar a un modelo de bajas emisiones de carbono”, dijo la OCDE.
El primer ministro de Australia, Scott Morrison, defendió las políticas de cambio climático de su gobierno en enero, diciendo que estaba comprometido a abordar el cambio climático a nivel mundial.
Un granjero australiano camina en medio de una nube de polvo en sus tierras.
Ha habido quejas frecuentes de expertos y activistas en materia de cambio climático, así como del opositor Partido Laborista, de que Australia no está haciendo su parte a nivel mundial.
Una encuesta de Essential Vision de diciembre de 2018 mostró que más de la mitad de los australianos están de acuerdo, con 53% que dijeron que Australia “no estaba haciendo lo suficiente” para combatir el cambio climático global.
El científico de CSIRO, Grose, dijo a CNN que el análisis de las olas de calor previas en Australia había encontrado una relación “muy clara” con el cambio climático causado por los humanos.
“Estamos esperando más calor extremo y más récords que se romperán en el futuro, así como una mayor incidencia de olas de calor”, dijo.
La ministra australiana de Medio Ambiente, Melissa Price, no respondió a las solicitudes de comentarios por parte de CNN.