En Las Vegas, tan solo semanas después de que se reabrieron los casinos, algunos empleados de casinos, restaurantes y hoteles han dado positivo.
Después de meses de encierro en el que los brotes de coronavirus a menudo se concentraban en asilos de ancianos, prisiones y plantas de la industria del procesamiento cárnico, el país está entrando en una nueva fase incierta de la pandemia. Las nuevas concentraciones de COVID-19 se han encontrado en una iglesia pentecostal en Oregon, un club de estriptis en Wisconsin, y en todos los lugares imaginables.
En Baton Rouge, Luisiana, al menos cien personas dieron positivo a la prueba del virus tras visitar bares en el distrito de vida nocturna Tigerland, popular entre los estudiantes de la Universidad Estatal de Luisiana.
En un campamento cristiano de verano cerca de Colorado Springs, al menos 11 empleados se enfermaron justo antes de la apertura de la temporada, por lo que el campamento canceló las estancias nocturnas por primera vez en 63 años.
Y, en Las Vegas, tan solo semanas después de que se reabrieron los casinos, algunos empleados de casinos, restaurantes y hoteles han dado positivo, y los trabajadores asustados les rogaron a los huéspedes que usaran cubrebocas en una conferencia de prensa que se transmitió por video.
Los brotes emergentes —que tienen distintos tamaños, y van desde algunos casos hasta cientos de ellos, han surgido en grandes ciudades y pueblos pequeños— reflejan el curso impredecible del coronavirus. También enfatizan riesgos que, según los expertos, seguramente continuarán a medida que los estados intenten reabrir sus economías y los estadounidenses se atrevan a salir sin que haya una vacuna.
El 22 de junio, los nuevos casos del virus aumentaron en 23 estados conforme el panorama empeoró en gran parte del sur y el oeste del país. Las hospitalizaciones por coronavirus alcanzaron sus niveles más altos de la pandemia hasta el momento en Arizona y Texas, y el fin de semana anterior, Misuri reportó su total de casos más alto en un solo día. Aunque gran parte del noreste y el medio oeste siguieron viendo mejoras, hubo señales de nuevas propagaciones en Ohio, donde el número de casos ha comenzado a aumentar después de semanas de mejoras, y en Pensilvania, donde varios condados han tenido cantidades preocupantes de casos.
“Esto es lo que esperaría la mayoría de la gente cuando suspendes órdenes de confinamiento y aislamiento”, dijo Rebecca Christofferson, experta en enfermedades infecciosas en la Universidad Estatal de Luisiana, quien agregó que la reapertura, junto con la fatiga por el distanciamiento social, estaba generando nuevos tipos de propagación del virus.
“Todas esas cosas en conjunto lo vuelven un problema complejo: comportamiento humano, contacto y virus”, comentó. “Si lo juntas todo, ¡estalla!”.
Es, de alguna manera, un regreso a los primeros días del virus en Estados Unidos, cuando el coronavirus se estaba gestando en silencio, y ocasiones como funerales, prácticas de coro y fiestas de cumpleaños se convirtieron en eventos que originaron una transmisión generalizada.
Este tipo de reuniones grupales siempre fueron un riesgo, pero se volvieron mucho menos comunes durante un período de meses en los cuales gran parte del país estuvo encerrada. El regreso a la vida pública ha devuelto esas oportunidades, ya que más y más personas salen a comprar, cenar, visitar a familiares y amigos e, incluso, se abrazan de nuevo.
“En realidad esto se trata de contacto”, dijo Christofferson.
El virus está llegando a lugares que hasta ahora habían escapado a lo peor de la pandemia, lo cual refleja la manera en que una enfermedad que inicialmente arrasó con centros urbanos como la ciudad de Nueva York se ha vuelto más generalizada. Los casos conocidos hoy en día han aumentado cerca de lugares como McAllen, Texas; Charleston, Carolina del Sur; y Nogales, Arizona.
En el condado de Union, Oregón, una comunidad rural de 27.000 habitantes a casi cuatro horas de Portland, los funcionarios habían registrado solo ocho casos del virus hasta principios de junio. Para el 20 de junio, el total había aumentado a más de 250. La mayoría se ha relacionado con un brote en una iglesia local, la Iglesia Pentecostal Lighthouse. “Fue un poco sorprendente, porque muchas personas estuvieron confinadas durante mucho tiempo”, dijo Paul Anderes, comisionado del condado de Union.
Los lugares de culto, que estuvieron cerrados según las órdenes de los gobernadores en muchos estados, ahora se están convirtiendo en grandes focos de infección. Se han reportado brotes en iglesias de estados como Alabama, Kansas y Virginia Occidental.
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