Uno de los murales, en el que un niño sostiene un molinete de color arco iris, está dedicado a los trabajadores de la salud que luchan contra el virus.
Un esqueleto crece desde el suelo y parece aferrarse a una fantástica criatura con alas. Una figura encorvada con una máscara arrastra una masa enredada de rostros, mientras una mosca sale de la boca de un cuerpo que descansa.
Bienvenido a “Ciudad Corona”, una colección de murales del artista cubano Yulier Rodríguez en el patio trasero de la casa de un amigo en el sur de La Habana, que se inspira en la pandemia del nuevo coronavirus.
Rodríguez es uno de los varios artistas urbanos que han acudido a los muros de Cuba para expresarse en espacios públicos, aunque otros plantan cara al virus en privado por temor a tener problemas con las autoridades.
Cuba ha reportado 1.947 personas diagnosticadas con la enfermedad hasta el momento, de las cuales 82 han fallecido. Las autoridades del país parecen haber contenido el virus, con menos de 20 casos nuevos por día durante las semanas recientes, en comparación con 50 a 60 diarios de mediados de abril.
“Me sentí obligado a expresar la energía del momento, la forma en que esta enfermedad arrastra a todos a su paso, ya sean ricos o pobres, militares o civiles”, dijo Rodríguez a Reuters.
El grafiti comenzó a ganar notoriedad en Cuba a mediados de la década de 2010 bajo una creciente influencia extranjera, en momentos en que el país se abría lentamente, permitiendo un mayor acceso a internet y flujo de viajeros.
Para algunos artistas, los edificios abandonados o en ruinas de Cuba son el lienzo perfecto. En un mural más optimista, la palabra “Coraje” aparece estampada en letras mayúsculas en la máscara de un niño pintado en varios pisos de un edificio en el centro de La Habana.
“En Cuba hay que vivir con coraje todo el tiempo”, dijo el autor “Mr Myl”, quien se negó a revelar su nombre real y se cubrió la cara con un sombrero flexible y una máscara .
En el pueblo pesquero de Cojímar, al este de La Habana, que inspiró a Ernest Hemingway a escribir su libro “El viejo y el mar”, un grupo de jóvenes ha pintado coloridos murales en ruinas junto al mar. Uno de los murales, en el que un niño sostiene un molinete de color arco iris, está dedicado a los trabajadores de la salud que luchan contra el virus.
“Con los murales (…) le estamos agradeciendo a los médicos cubanos y a los médicos del mundo (…) con la labor que están haciendo”, dijo el músico cubano Sekou Sarrías, líder del proyecto “Color Cojímar”.