Si Boris Johnson no logra un acuerdo, podría seguir un agrio divorcio que dividiría a las potencias de Occidente y sacudiría los mercados financieros. 

El acuerdo para facilitar la salida de Reino Unido de la Unión Europea pendía de un hilo el lunes, después de que diplomáticos dijeron que el bloque quiere más concesiones por parte del primer ministro Boris Johnson, al tiempo que indicaron que es improbable un total consenso para esta semana.

En plena vorágine por el Brexit, Johnson y la UE se enfrentan a una tumultuosa semana que podría decidir si el divorcio es ordenado, agrio o vuelve a aplazarse.

Johnson dice que quiere sellar un acuerdo en la cumbre de la UE del jueves y viernes para permitir una salida ordenada el 31 de octubre, pero que si no es posible, liderará el adiós británico sin pacto, aunque el Parlamento aprobó una ley que rechaza que pueda hacerlo.

El lunes, la reina Isabel de Inglaterra estableció la agenda gubernamental que debe concretar el primer ministro, indicando como prioridad el Brexit y un acuerdo de divorcio con la UE.

“La prioridad de mi gobierno siempre ha sido garantizar la salida de Reino Unido de la Unión Europea el 31 de octubre”, dijo la reina ante la Cámara de los Lores del Parlamento, en una fastuosa ceremonia para marcar los objetivos del próximo año.

Políticos comunitarios como el ministro de Relaciones Exteriores de Irlanda, Simon Coveney, señalaron que el acuerdo es posible aún, pero se necesita mucho más trabajo. No obstante, diplomáticos del bloque se mostraron pesimistas sobre las chances de que la propuesta aduanera híbrida de Johnson para la frontera irlandesa vaya a salir adelante.

“No somos muy optimistas”, comentó un alto diplomático de la UE a Reuters.

Después de más de tres años de crisis del Brexit y tortuosas negociaciones que se han cobrado los cargos de dos primeros ministros británicos, Johnson tendrá que ratificar cualquier acuerdo de último minuto en el Parlamento, que celebrará una sesión extraordinaria el domingo.

Si Johnson no logra un acuerdo, podría seguir un agrio divorcio que dividiría a las potencias de Occidente, sacudiría los mercados financieros y pondría a prueba la cohesión de Reino Unido.

El lunes a mediodía, la libra esterlina caía un 0,6 por ciento, a mil 2568 dólares, su mínimo intradía. Frente al euro, se debilitaba también un 0,60 por ciento, a 87,76 peniques.

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